¿Y el relevo profesional? Por Antonio Urdaneta Aguirre

Más de seis millones de compatriotas han tenido que huir del país motivado a la tragedia que padecemos en Venezuela. Unos se van en busca de empleo, puesto que nuestro mercado laboral prácticamente desapareció. Otros huyen debido a la inseguridad personal, dados los elevados niveles de crímenes ejecutados por la delincuencia que ha crecido en proporciones inimaginables en los 22 años de “revolución” nazicomunista. Una delincuencia bien organizada y mejor armada y oficialmente protegida. Y la mayoría abandona a su tierra acosada por el hambre.

Hablar de tan alta cifra de personas que han emigrado, ya de por sí es adentrarse en los pormenores de una grave calamidad nacional; sin embargo hay algo peor que hiere de muerte a la Venezuela de hoy y a la del futuro: miles de profesionales de todas las disciplinas académicas y científicas están hoy desarrollando su talento más allá de nuestras fronteras. A esta situación, que ya es bastante grave y preocupante, se agrega la deserción de quienes se estaban formando como generación de relevo de profesionales. Un buen número de ellos se fueron del país y otros han abandonado sus estudios ante la necesidad de tener que ingeniárselas, a los efectos de producir recursos para atender las carencias de la familia.

La mayoría de estos últimos son los que ahora prueban suerte como emprendedores. Mucho se habla de este asunto en los medios de comunicación. Incluso se aplaude la decisión de esos muchachos que se han puesto al frente de los emprendimientos a los que hoy se dedican. Negar la importancia de tales iniciativas sería correr el riesgo de aparecer como indiferente al desarrollo del país. Mucho más en Venezuela, donde todo el sistema económico, tanto público como privado, ha sido destruido.

Sin embargo, a pesar de la posibilidad de ser mal interpretado, luce lógico pensar también en la probabilidad según la cual todos esos jóvenes que han sustituido la universidad por el emprendimiento, eran los potenciales profesionales que en el transcurso de los próximos diez años sustituirían a los actuales, que además son muy pocos, porque la mayoría se han ido. El panorama en perspectiva es alarmante. ¿Quiénes serán los médicos que velarán por la salud de la ciudadanía venezolana? ¿Quiénes serán los ingenieros que diseñarán y construirán la infraestructura que requiere el país? ¡También en este aspecto el futuro venezolano arroja muchas sombras!

 

Antonio Urdaneta Aguirre
urdaneta.antonio@gmail.com
@UrdanetaAguirre

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