Cargill vende sus activos en Venezuela, tras 34 años de operaciones en el país

Luego de 34 años de operaciones ininterrumpidas en el país, la multinacional estadounidense procesadora de alimentos Cargill acordó la venta de sus activos en Venezuela a un grupo de inversionistas representado por el fondo de inversión transnacional Phoenix Global Investment, según confirmaron a TalCual fuentes empresariales conocedoras del asunto.

El Grupo Puig, la empresa local productora de las famosas galletas María y De Soda, tomará las riendas de las operaciones de Cargill en Venezuela.

En un comunicado enviado a sus trabajadores, Cargil manifestó que «después de una extensa revisión de nuestro portafolio de inversiones y de explorar alternativas para el futuro del negocio en el país, Cargill acordó la venta de las operaciones en Venezuela a un grupo de inversionistas representado por el fondo Phoenix Global Investment y parte del Grupo Puig como operador local, grupo que cuenta con amplia experiencia industrial en el país».

El presidente y director ejecutivo de Cargill, David MacLennan, había manifestado en 2019 que Venezuela es el único país de América Latina sobre el cual no existen expectativas positivas, sobre todo luego de que se intensificara la tensión entre la administración del mandatario Nicolás Maduro y del presidente estadounidense Donald Trump, quien a partir de 2019 aumentó las sanciones que han afectado actividades y operaciones del gobierno.

La empresa tiene cerca de 1.600 trabajadores en Venezuela, y produce insumos de gran demanda como harinas de trigo, pastas, aceites y mantecas de uso industrial.

El empresario aseguraba que esperaban mantenerse en Venezuela para, entre otras razones, conservar los puestos de trabajo; mientras que en otros países de la región planeaban hacer grandes inversiones de millones de dólares para expandir su corporación en el continente latinoamericano.

Sin embargo, en el comunicado de Cargill emitido este martes 10 de noviembre, la empresa señaló que en su proceso de transformación llevado a cabo en los últimos años en el cual se «ha reinventado constantemente», ha estado marcado por una constante revisión del portafolio y de las estrategias de negocio en el país.

A lo largo de estos primeras dos décadas del siglo XXI, muchas importantes empresas transnacionales han cesado sus operaciones en el país debido a la creciente crisis económica que generó la política implementada por Hugo Chávez y continuada por Nicolás Maduro, que ha consistido en imponer férreos controles de cambio y de precios y de infundir un ambiente de inseguridad debido a sus ataques constantes contra la empresa privada con expropiaciones, expoliaciones, encarcelaciones y amenazas.

Algunas de las multinacionales que se han ido del país son Kellogg’s, General Motors, Kimberly Clark, Bridgestone Firestone, Pirelli, Smurfit Kappa, General Mills y Clorox.

En su arrase de las arroceras del país en 2009, Chávez tomó la planta procesadora de arroz de Cargill Venezuela. Según el fallecido presidente, la compañía no distribuía el cereal a los precios regulados y que «no cumple con las leyes venezolanas».

«Comencemos con el proceso de expropiación a Cargill; y además con investigación judicial porque es una violación flagrante de la ley… Prepárenme el decreto y vamos a expropiar a Cargill», dijo Chávez en marzo de 2009.

En mayo de 2009, funciones venezolanos, incluyendo militares, intervinieron por orden de Chávez una fábrica de pasta ubicada en el estado Vargas propiedad de alimentos Cargill por presunto incumplimiento en la producción de pastas al precio regulado. Tres meses después, en agosto, el gobierno decidió devolverla.

En 2009 el Ejecutivo había decretado que las empresas debían distribuir 70% de su producción de pasta al precio regulado y 30% fuera de regulación.

El entonces viceministro de Alimentación, Rafael Coronado, dijo que Cargill «estaba incumpliendo con la distribución de alimentos regulados» y que había cometido supuestamente «acaparamiento» en las pastas.

Cargill Venezuela tiene en el país, en alianza con la organización Dividendo Voluntario para la Comunidad, un programa social de alimentación llamado «Un vaso por la vida», que suministra una bebida nutritiva de alto valor calórico para complementar el desayuno deficiente (aporte de calorías y proteínas) para niños y niñas entre 2 y 6 años en situación de malnutrición.

Fuentes del sector agroindustrial consultadas por TalCual señalan que Cargill llevaba algún tiempo negociando la venta de sus activos en el país, para lo cual había conversado con varios empresarios «en busca de gente seria que no perjudicara la marca. Buscaban personas que no estuvieran asociadas con el gobierno», refirió uno de los consultados, quien asegura que si la negociación se dio a conocer ahora es porque ya se finiquitó.

Cabe recordar que Cargill es el conglomerado alimenticio más grande de EEUU, con más de 150 años de historia y presencia en más de 70 países, en la mayoría de los cuales se encarga de suplir materias primas a empresas procesadoras de alimentos. Pese a todo su poderío, sigue siendo manejada como una empresa familiar por los descendientes de William W. Cargill, quien fundó la compañía en una bodega para granos en el estado de Iowa en 1865.

Tal Cual

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