Buhoneros afirmaron que tienen que pagar para vender en mercado Las Pulgas

La intervención del mercado Las Pulgas en Maracaibo no acabó con los buhoneros ni la reventa de productos de primera necesidad por parte de las autoridades de la alcaldía hace un mes, pero los comerciantes informales regresaron al lugar.

El número de buhoneros es menor que hace un mes. En ese momento la cantidad de tarantines y mesas dificultaban el paso peatonal. Hoy son las montañas de basura, latas, tubos y escombros de la demolición los que se posan en los accesos al mercado.

“Para que te permitan vender y no te muevan tienes que pagarle a los guardias”, dijo un vendedor de queso, quien prefiere pagar que salirse del mercado.

Las mesas con alimentos y productos de higiene personal están de nuevo en la parte trasera del mercado, a la vista de compradores e incluso de los funcionarios de la Guardia Nacional encargados de mantener el orden.

“Pagamos 50 bolívares diarios”, aseguró el comerciante informal, que prefirió no identificarse. El precio aumenta al doble para aquellos que vendan cigarros y tienen mayores dividendos. “Nosotros pagamos 100 bolívares diarios y así no nos mueven”, confirmó un vendedor.

Los buhoneros pagan para no ser molestados ni desalojados del comercio en el que no habría más comercio informal, según aseguró Omar Prieto, gobernador de Zulia, luego de la intervención.

Los efectivos militares ponen condiciones. En las mesas está prohibida la venta de harina de maíz, arroz, aceite, margarina y mayonesa. “Si me entero que estáis vendiendo otra vez arroz, me llevo todas estas mesas”, le dijo un funcionario de la Guardia Nacional (GN) a una buhonera que en una mesa ofertaba pañales, champú, jabón de baño y en polvo, cigarros, café y sal.

Los buhoneros no dejan de vender los alimentos considerados de primera necesidad. Ellos aprovechan la “distracción” de los funcionarios y colocan un kilo de arroz, harina o azúcar para que el consumidor sepa que tienen el producto.

Otra forma es la “venta de pie”. Hay vendedores que cargan un morral con los kilos del producto y apenas dos paquetes los tienen en las manos. “Yo vengo de la Curva (oeste de Maracaibo) a vender aquí el arroz. Los guardias no nos dicen nada, a menos que alguien nos acuse. Ahí, sí se pueden llevar la mercancía y meternos preso”, dijo el joven, que tiene cinco años como vendedor ambulante.

Uno de los buhoneros, que no ha salido de Las Pulgas, esWilson Villalobos. Desde hace 10 años vende pescado en el mercado. “Si me voy, no tengo trabajo. Yo me quedó aquí hasta que ellos me digan que tengo que moverme. Estamos guerreando aquí para no hacer cosas malas pa’ sobrevivir”.

Villalobos comentó quelos guardias les dicen que les permitirán vender hasta que se lleven los escombros que quedaron la demolición de los tarantín. “Yo no creo que eso sea pronto porque cada vez traen más escombros y basura”.

El Pitazo
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