Sobre el zafarrancho armado en el PSUV. Por Golfredo Dávila (@golfredodavila)

Lo ocurrido la semana pasada forma parte del ABC de cuando el hastío de la gente se refleja entre quienes usufructúan el poder, algunos se recienten más que otros, pero sin duda, allí está presente el desgaste de un régimen envejecido y moribundo, que ha cometido tantos delitos, que ni sus socios están dispuestos a seguirlo soportando. Recordemos queel asesinatode Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicanaen 1952, lo comete su entorno, asqueado de los crímenes del feroz dictador.

 

No sigamos especulando sobre si lo ocurrido fue o no un teatro montado.En medio de tanta barbarie, no es extraño que uno de los poderes se salga del carril, no sólo por la magnitud del adefesio cometido por la Sala Constitucional, o por lo difícil e incómodoque ha debido ser para la Fiscal General avalarlo, sino porque no está dispuesta a seguir siendo cómplice de losconcatenadosgolpes de Estado, decididos por el Ejecutivo y ejecutados, por el TSJ o el CNE.

 

Lo positivo de lo ocurrido,es que afloróla crisis interna del PSUV;el golpe de Estado se le revirtió al régimen;cohesionó a todas las instituciones, universidades, academias, gremios, la iglesia, entre otras, en la condena de las sentencias, incluido diversos países del mundo; sediseminan las dudas en la base social del régimen,sobre la catadura de Nicolás y se incrementa el aislamiento internacional.Algunos de los países que todavía le respaldan, tendrían que pensarlo dos veces, antes de seguir defendiendo esta dictadura.¡Ojo! esto no significa que el régimen tenga los días contados, como algunos piensan, esto no es más que otra hoja negativa de su oscuro expediente.

 

En una crisis como la que sufrimos, todo se supedita a lo político, por tanto, es erróneo, centrarse en las respuestas jurídicas, hay que enfrentar políticamente en la calle la ruptura del hilo constitucional. Pero hace falta mayor compromiso unitario, esoportuno que la sociedad civil, la clase media,los que opinan, incluida la iglesia,los movimientos que se articulan alrededor del conflicto político, seacerquen desde ya, a quienes luchan día a día por sobrevivir, a quienes soportan las humillantes colas, que son las mayorías.

 

Allí está el quid del asunto. Son dos grandes sectores, pero no se han hermanado, claro, en el papel es una tarea que luce sencilla, pero traducirla en práctica socio políticaes compleja. Y es porqueel descontento de quienes no están pendientes del hecho político, es arrinconado por la angustia de no tener comida o medicinas.Cuando haya sintonía, no sólo en la queja, sino en la acción, no en lo declarativo, sino en el vínculo orgánico, podríamos decir que están cubiertas las condiciones paracercar, con la presión de calle y el conflicto social, ala cúpula militarista del poder, hasta lograr que convoquen a elecciones generales.

 

Por ello, el esfuerzo de la sociedad opositora, no debe ser tanto en movilizarse ella, sinopromover la organización ymovilización, de los que más sufren. Con lo cual se resuelven dos problemas, se evitanlas reacciones anárquicasa detonantes circunstanciales y el otro es que se fortalecen las organizaciones sociales y se construye la unidad superior.Todos podemos colocar un grano de arena,un ejemplo de que ese es el camino correcto lo es la Unidad Nacional de Acción Social, Sindical y Gremial, UNASSG. Ojalá, en el corto plazo, se irradie esta instancia unitaria en todos los estados del País.

 

DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila

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