María Corina, por Luis Acosta 

María Corina es una mujer de principios. Los tiene y los mantiene. Por ello, le aparecen problemas con algunos de sus compañeros de trabajo y de tolda. Pero, no siempre es así.  Otras veces es capaz de sacar tareas valiosas y profundas como fue el desarrollo de episodios relativos a la forma de manejarse el CNE en el contaje, distribución y totalización de los eventos electorales.

La gente se ha olvidado de ese trabajo que alimentó otras formas favorables para tratar las discusiones políticas con el CNE y eso dió pie a que se proceda de otra forma para medir los resultados en las elecciones empezando por establecer y actualizar el número de votantes inscritos.

Por otra parte, su elocuencia en la oratoria y el contenido político y de agenda general nos recuerda a la numerosidad conceptual y de fuerzas en las participaciones de Andrés Eloy Blanco en el Congreso. Tan buenas que, si me preguntan, dijera que su lenguaje tiene la prosa y el calor humano, también, de Pérez Díaz. En cuanto a su guapeza y valentía, se ha probado en todo lugar. Machado, con vigor y decisión, abordaba la tesis que el gobierno venezolano era soberbio, terco y dictador; que los poderes estaban secuestrados y que las verdades no aparecían por ningún lado. Tanto le costó este enfrentamiento que fue sacada brusca y vulgarmente de la Asamblea Nacional ante los ojos atónitos e incrédulos del pueblo venezolano y el mundo. María Corina Machado se había constituido en la “Almagro” de ese entonces; con las consecuencias y efectos dichos.

En efecto, María, la más atrevida de las legisladoras venezolanas, se presentó en la OEA con la anuencia de la embajada de Panamá, y denunció lo que ella pensaba que sucedía en Venezuela. Tuvieron que acontecer todas estas cosas y la petición del Secretario General de la OEA para que fuera el propio Luis Almagro el que presentara un INFORME de 134 páginas para dar a conocer a la OEA y el mundo la realidad del rompimiento fundamental del sistema democrático venezolano y la falta total de la independencia de los poderes nacionales y del estado de derecho.

Más, ese trato desconsiderado, no gentil, ordinario y falto de cultura política fue motivo de separación de María Corina de la AN. Pero, ella, continuó y continúa en su trabajo patriótico, que hay que alabar y reconocer, con la más profunda convicción nacionalista y digna de una señora que aun dirige su familia, exenta de patrimonio elevado y sin otros ingresos que la dieta como asambleísta. Es líder de un movimiento que llevó el problema venezolano al foro internacional y que, con respeto y sin ofender a nadie, logró llegar a la OEA con su fina elocuencia y profundidad intelectual, penetrando la mente y los sentimientos de los embajadores cuanto que ese hecho se convirtió en la base impulsiva de los acontecimientos que hoy estamos viviendo.

En consecuencia, la Machado, en la primera oportunidad que el pueblo tenga debe quitarle de encima la inhabilitación que pesa injustamente sobre ella y, así mismo, devolverle su curul en la próxima asamblea para “distinguir a quien honor merece” y a quien tiene condiciones especiales para el trabajo legislativo y para mucho mas.

 

DC / Luis Acosta / Artículista

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