Yudocas refugiados sueñan con entrar a nuevo equipo olímpico

Por primera vez, uno de los equipos que competirá en los Juegos Olímpicos estará formado por refugiados procedentes de diversos países de los que huyeron para pedir asilo en otras naciones.

Popole Misenga y Yolande Mabika, dos yudocas congoleños, están entre los que compiten por plazas en el equipo de refugiados. Dicen que la oportunidad de hacer historia es en cierto sentido una reivindicación, un reconocimiento colectivo del sufrimiento y las aspiraciones de los refugiados en todo el mundo.

«Para mí, esto es increíble porque nunca antes un refugiado ha participado en las olimpiadas», dijo Misenga, de 24 años. «El mundo entero estará mirando».

Los dos aspirantes sabrán esta semana si son admitidos en el equipo. Se espera que el Comité Olímpico Internacional revele el viernes los nombres de los miembros del Equipo Olímpico de Refugiados. Las autoridades han dicho tener identificados a 43 atletas que podrían clasificarse, pero que el equipo final tendrá sólo de cinco a 10 miembros. El equipo competirá bajo la bandera olímpica, en lugar de la de un país.

Los aspirantes a integrar el equipo han recorrido un largo camino.

Tanto Misenga como Mabika huyeron de niños de sus pueblos desgarrados por la guerra. La guerra civil ha dejado millones de muertos en el país centroafricano desde mediados de la década de 1990.

En un momento dado, los dos se sumaron a la federación nacional de yudo de República Democrática del Congo. Pero su entrenamiento fue duro y si no conseguían medallas sufrían castigos, incluidas estancias en una celda con poca comida o agua durante días.

En 2013, ambos viajaron a Brasil con el equipo para competir en el mundial de yudo. En Río, el personal del equipo los trató con tanta dureza como en casa. Afirman que tres días antes de la competición, el equipo los dejó en su hotel del centro de Río sin dinero, comida ni pasaportes.

«Unos pocos días antes de nuestro combate, tenía mucha hambre. Casi morí», dijo Mabika, que tiene 28 años.

Mabika decidió abandonar el hotel y salió a las bulliciosas calles de Río buscando comida y ayuda. Esa expedición llevó a Mabika y Misenga a pedir asilo en Brasil, que les concedió estatus de refugiados.

La federación congoleña de yudo no respondió a correos electrónicos pidiendo comentarios sobre las acusaciones de los atletas.

Con ayuda de la organización benéfica Reacao, Misenga y Mabika tienen clases diarias de yudo y entrenamiento mixto, al igual que los atletas brasileños que se preparan para los Juegos. Entrenan con Gerald Bernardes, que ha liderado a la selección brasileña en cuatro torneos olímpicos.

DC|2001

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