Fasces, fascio, fascismo, por Golfredo Dávila (@golfredodavila)

“Fasces o haz de lictores, eran la unión de 30 varas (generalmente de abedul u olmo, una por cada curia de la Antigua Roma), atadas de manera ritual con una cinta de cuero rojo formando un cilindro que sujeta un hacha común o un labrys.” Fue el símbolo de la autoridad del imperio romano, su capacidad para ejercer la justicia, como poder de coerción y castigo (el haz de varas para la flagelación y el hacha para la pena de muerte). De fasces se deriva fascio que apareció en Italia con el sentido de grupo, sindicato o liga fascio operaio (o «fascio de obreros»). Fue utilizado con un sentido de «partido político» por vez primera en la década de 1890 por grupos de revolucionarios en Sicilia, para describir su unión campesina.

La palabra fascio sirvió entonces para denominar a una nueva ideología, el fascismo, y los seguidores de Mussolini se apropiaron del término; así, el 7 de noviembre de 1921 se fundó el Partido Nacional Fascista (PNF). La palabra fascio quedó así irremediablemente asociada a la ideología autoritaria del fascismo. (Tomado de Wikipedia)

 

Se trae a colación este tema a propósito del nuevo símbolo del fascismo televisivo, el mazo. Claro que esta escoria llamada Diosdado, sin saberlo por supuesto, asume una conducta similar a los fascistas de aquel entonces. Muchos dirán, con razón, que no vale la pena, perder tiempo mencionando a este ser, sin embargo, la idea es significar que el término que ellos le acuñan a la oposición, hoy forma parte exclusiva de las prácticas asociadas a la cúpula gobernante.

 

El termino más apropiado para definir las fechorías de este lumpen burgués, de su pandilla y del régimen, es malandrismo; toman del fascismo, el autoritarismo, la manipulación, la mentira y la visión de Estado corporativo, es decir totalitario, sólo que le agrega mayor maldad y cinismo combinado con un comportamiento mafioso, gangsteril y malandrín, es decir malandros con poder, bien lejos, por cierto, de cualquier ideología; su modus vivendi son los negocios con el erario público, con las mafias organizadas y con todo lo que consideren necesario para acumular más poder y riqueza.

 

Menos mal que el susodicho programa, igual que otros que se transmiten por el canal del Estado y por la red nacional de medios públicos, pagados por todos los venezolanos, tienen una ínfima teleaudiencia. Los mismos son la antítesis de lo que debe ser un programa radial o televisivo, lo más grave no es sólo que son terribles, sino que lejos de guardar cierto recato, representan la cuna de los antivalores y la promoción del delito, el crimen, la violencia y el sadismo; el grupito que de estos medios se cree dueño, no es censurado, a pesar que usurpan la libertad de expresión, transmiten campañas sucias y denigrantes, que han caído en lo más bajo del ser humano. Esta gente ha hecho quedar en pañales a Joseph Goebbels y los 11 principios que aplicó, como ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de uno de los regímenes más crueles y genocidas de la humanidad, el de Adolf Hitler.

 

La libertad de expresión, la libertad de pensamiento y el derecho a libre asociación y participación son derechos humanos inalienables, por tanto ningún malandro con poder se impone contra toda una sociedad ávida de cambio. Este tipo de programas deben desterrarse por siempre.

 

DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila

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