Cristina Kirchner no se postulará para la reelección

El próximo 10 de diciembre Cristina Kirchner dejará de tener un cargo, por primera vez, en 26 años. La Presidenta optó finalmente por no ser candidata y su futuro se concentrará desde las sombras en el Congreso, donde armó una red de dirigentes puros y duros que intentarán retener el poder en su nombre, con su hijo Máximo a la cabeza.

Lejos del retiro, que será sólo formal, nadie se la imagina fuera de la política. Después de dejar flotando la idea de postularse como parlamentaria al Mercosur por distrito único para estar en todas las boletas del país, o como diputada nacional, Cristina se apartó de toda candidatura y se retirará sólo en los papeles. En el Gobierno sostienen que seguirá siendo la líder del espacio oficialista en el reservorio que armó para el Congreso. Desde el lugar que dejó para su hijo, los principales jefes de La Cámpora y sus actuales ministros, la Presidenta será la que digite cada movimiento de su propia agrupación.

Cuánto durará el poder cristinista sin Cristina es la gran incógnita que corroe los pasillos de la Casa Rosada. La respuesta habrá que buscarla en 2017, cuando pueda reaparecer desde alguna candidatura en el momento en el que se volverá a disputar el liderazgo nacional del peronismo, si es que Daniel Scioli, a quien eligió como su sucesor, gana estas elecciones.

Si el actual gobernador bonaerense se desvía de los lineamientos que marque Cristina, la gran batalla se dará en las próximas elecciones legislativas, algo así como una réplica de la pelea que dio Néstor Kirchner contra el duhaldismo en 2005. Ahí sí podría volver la opción Cristina candidata.

Quienes hablaron con la Presidenta en el último tiempo veían en ella las ganas de retirarse del día a día, dedicarse a disfrutar de sus nietos, Néstor Iván, el hijo de Máximo, y de la que vendrá en agosto, hija de Florencia.

«Está tranquila y con el goce de saber que se retira con altísima imagen», relató un dirigente que conversó con ella en su último viaje a Roma, donde comenzó a definir el destino que tendría su espacio político en estas elecciones. La Presidenta suele compararse con Dilma Rousseff y Michelle Bachelet, que hoy pasan momentos de tensión en sus respectivos países, para dar cuenta del lugar que siempre quiso que le destine la historia.

Sin cargos para ella, la Presidenta dejó a todo su entorno al mando del futuro Congreso. Máximo, como cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales por Santa Cruz, será su voz y sus ojos para controlar desde allí la gestión sciolista, sumado a Carlos Zannini, el compañero de fórmula del bonaerense, que tendrá un rol central en la estrategia para mantener a Scioli en la línea que marque Cristina. La incorporación de Axel Kicillof en la lista de legisladores por la Capital señala que sus principales ministros no compartirían el gabinete de Scioli.

«Desde el lugar que esté, siempre estaré junto a ustedes», fue su despedida ayer, desde Rosario, en el Día de la Bandera, dejando la idea latente de una posible postulación que finalmente no llegó.

Quienes más cerca están de ella expresaban que nunca estuvo en su cabeza ser parlamentaria del Mercosur, un cargo que ayer sirvió para contener a la tropa propia. Sólo si las encuestas no daban los números que hasta ayer manejaba el oficialismo con optimismo, se podría haber incorporado a Cristina en la boleta. Pero no pasó. Recién a las 23, el Gobierno confirmó de manera oficial que Jorge Taiana iría como primer candidato nacional para el Parlasur.

Al menos hasta ayer, tampoco nadie en el oficialismo la veía buscando un cargo internacional en lo inmediato. «No quiere mudarse», anticipaban en su entorno. El único por el que podría presentarse y vivir en la Argentina es el de secretaria general de la Unasur, el mismo que tuvo Kirchner cuando dejó la Presidencia. Ahí pelea con el uruguayo José Mujica.

El otro puesto que sonó para ella en los últimos meses fue el de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), pero en su última cumbre ratificó sus autoridades, con lo que quedó descartada.

Como uno de sus primeros movimientos de campaña, la Presidenta se sacó ayer la foto esperada con Scioli y Zannini dentro del helicóptero presidencial. Ella espera ser la gran electora, con medidas de tinte social que anunciará hasta las elecciones.

Desde el vamos marcó la cancha. «La historia no se escribe en la crónica de un noticiero ni en la página de un diario», lanzó desde Rosario, antes de volver a la quinta de Olivos. Pasó la tarde pegada al teléfono para dar las últimas puntadas. Su hijo se fue a Santa Cruz, para inscribirse como candidato. Zannini y Eduardo «Wado» de Pedro, sus dos espadas en el armado de listas, se sentaron cada uno en su despacho de la Casa Rosada a puntear, en nombre de ella, el nuevo poder cristinista que esperan conservar desde el Congreso.

DC – La Nación

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