La solicitud de la renuncia a Maduro como ejercicio de la soberanía, por José A. Vega

En Julio de este año La Fiscal General declaró que pedir la renuncia al Presidente era un acto hostil. Tal aseveración, la hizo la alta funcionaria en razón del petitorio que al respecto hiciesen multitudes de ciudadanos en las protestas de calle realizadas a partir del mes de Febrero, ante la acentuada debacle en que había sumido al país el proceso revolucionario, encabezado ahora por Nicolás Maduro.

Semanas antes el Capitán Diosdado Cabello sentenciaba que “la renuncia es un acto voluntario y que si es bajo presión se convierte en un hecho desafiante al Estado y de violación de la Constitución”. Pues bien, en mi condición de ciudadano considero que la solicitud de renuncia a un gobernante no puede considerarse un acto hostil ni mucho menos anti-constitucional, sino que por el contrario constituye un ejercicio directo de la soberanía.

El art. 5 de la CRBV dice: ”La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

Es decir, que al elegir a un gobernante se le delega la responsabilidad de gobernar pero no se le transfiere la soberanía y es el gobernante como representante de un órgano del Estado quien esta sometido a la soberanía popular y no al revés. Y es también como ciudadano, que interpreto como el ejercicio directo de la soberanía el desconocimiento a la “autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos” tal como lo establece el art. 350 de la Constitución.

En razón de ello la renuncia no depende solo de un acto voluntario de un gobernante, y no se trata de ejercer “presión” como dice el Capitán Cabello, se trata de someter al máximo mandatario a la soberanía popular tal como lo establece la constitución.

Lo más preocupante es que sectores de la oposición se han hecho eco también de las opiniones del Capitán Cabello en el sentido de que es de ingenuos pensar que Maduro aceptaría la petición de renuncia. Y en este sentido creo que no es cuestión de ingenuidad, es cuestión de asumir el compromiso histórico de decir ya basta a un régimen que evidentemente menoscaba los derechos humanos al reprimir, encarcelar sin delito y torturar a quien lo adversa, un régimen que no ha sido capaz de garantizar la seguridad de sus ciudadanos y con ello enlutado a más de 200.000 hogares en los últimos 15 años, que ha condenado a un pueblo a morir de mengua por falta de medicamentos y adecuados centros de salud, que como toda dictadura comunista se sirve de la escasez como instrumento de sumisión y control ciudadano, que ha forzado a más 1.400.000 venezolanos a buscarse la vida en otras latitudes porque ha destruido, como parte de su proyecto político, la generación de empleo.

Un régimen que dilapidó la mayor renta petrolera que ha tenido gobierno alguno en la historia, que destruyó PDVSA y dejado como parte del legado una inflación de más del 3.000 % en estos tres lustros y vacías las arcas de la nación. Un régimen que en su afán de expansión de su trasnochado y fracasado proyecto político, hipoteco a la Nación en beneficio de sus aliados ideológicos y en perjuicio de quienes nacimos, crecimos y construimos este hermoso país.

Cabe entonces preguntarse si es de ingenuos ante tan sombrío escenario solicitar la renuncia de la cabeza de todo este entramado de corrupción, ineficiencia y perversión. Ingenuos seremos si enmarcamos nuestra lucha por el rescate de la República, exclusivamente en el ámbito y bajos las condiciones que al régimen le conviene y nos inhibimos del legítimo derecho a ejercer la protesta so pena de ser imputados de conspiradores.

Dado el secuestro de todos los poderes públicos y en especial del judicial no será de estos que emane la recomendación a Maduro de que renuncie por incapaz, es de un pueblo organizado que ante la urgencia que impone la inminente demolición de la República por quienes ocupan hoy el poder en Venezuela, no puede esperar más tiempo ni mendigar ninguna concesión, porque no es el momento de las concesiones, es el tiempo de las conquistas, de la conquista de la libertad.Los ciudadanos no podemos exigir lo que por derecho esta consagrado, en función si seremos o no atendidos en nuestra exigencia, porque quien clama por la libertad no condiciona su grito a ser escuchado.

Jose Antonio Vega C.
@JoseAVega

DC | vía @JoseAVega
Foto: Archivo

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