¿Por qué regalarle oro, incienso y mirra al Niño Jesús?

La historia de estos personajes es contada por el evangelista Mateo en la Biblia (capítulo 2:1-12). “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido. Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 'Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel'. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; Y enviándolos a Belén, dijo: Id allá, y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore”.

Los magos se fueron, y la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y Mateo concluye: “entraron en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra”.

La razón de que le entregaran estos regalos y no otros, como juguetes por ejemplo, era una suerte de predicción del futuro que le esperaba a Jesús. José Manuel Araujo, pastor de la Iglesia Evangélica Luz y Verdad de Maracaibo, señala que el oro era un tributo por su condición de Rey, por ser Hijo de Dios; el incienso, era símbolo de su papel sacerdotal; y la mirra anticipaba su futuro sufrimiento y muerte.

“El oro era el principal regalo que se le entregaba a un rey porque significaba poder y esplendor. En el caso del incienso, en aquella época era una resina sumamente aromática que los sacerdotes usaban en el servicio del Templo de Jerusalén. La Biblia señala que Jesús cumple un papel sacerdotal en nuestras vidas porque vino para ser mediador entre Dios y los hombres, la misma función por la cual Dios instituyó sacerdotes en el Antiguo Testamento. Y por último la mirra, era una sustancia perfumada y valiosa que se sacaba de un árbol bajo y de muchas espinas encontrado mayormente en Arabia. En la antigüedad se usaba para preparar a los muertos antes de darle sepultura (Juan 19:39). También era uno de los ingredientes del aceite de la santa unción (Éxodo 30:23-25), y usado en la medicina y como perfume”, detalló el pastor.

Ahora bien, hay otros datos curiosos en la historia de los Reyes Magos. El narrador bíblico no dice que eran tres, pero la tradición cristiana así lo difundió dado el número de regalos: oro, incienso y mirra.

Tampoco dice que eran reyes, sólo se les llama magos. Macario Polo Usaola, indica en su libro “Religión y Ciencia” que la conversión de magos en “Reyes Magos” fue una conveniencia política decidida por la Iglesia Católica en el siglo VI. “La iglesia llegó a una decisión política basada en que, para dar mayor credibilidad a Jesús como el Rey de Reyes para la gente que querían convertir, tenía que haber sido visitado en la cuna por reyes”.

Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar entraron en uso en el siglo X, y representan las tres razas de la tierra: blanco, negros y asiáticos. Mateo sólo comenta que los magos vinieron de “Oriente”, sin especificar más. Se ha supuesto que eso significaba que provenían de Babilonia, una región limítrofe del Imperio Romano, que tenía una gran tradición astronómica. Sin embargo, hay mucha más evidencia histórica que relaciona a los “magos” con la religión zoroastrista propia de Persia.

Por último, Polo Usaola destaca que es improbable que los magos hayan llegado a visitar a un bebé Jesús recién nacido. Según su explicación, pudieron haber tardado entre 6 y 8 semanas para hacer el viaje desde Babilonia (actual territorio de Siria), entre el primer momento que vieron la estrella y su llegada a Jerusalén.

“Eso explica el comentario de Mateo que raras veces se menciona,  porque resulta chocante: ‘entraron a la casa, vieron al niño con María su madre’… Mateo no habla de Jesús como un bebé, y además la palabra que se usa en el idioma original no es la palabra para describir a un recién nacido, sino a un niño ya algo mayor”.

Al final, se puede concluir que pese a todos los mitos que se han tejido alrededor de los Reyes Magos, siguen siendo los favoritos de los niños cada 6 de enero.

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DC 

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