Especialistas deducen que la oposición continua dividida y tiene poco que ofrecer en las negociaciones

Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas y profesor de la Universidad Simón Bolívar, señaló que la negociación se da entre el Gobierno y unos “grupos de intereses particulares”, no de oposición, ya que el sector que pudiera representar los intereses genuinos de la sociedad civil no está sentado en la mesa.

Varnagy mencionó, en entrevista para Tal Cual, que, a su juicio, los primeros acuerdos de la mesa se dieron en tan poco tiempo porque no hay una verdadera oposición ideológica al sistema, haciendo énfasis en el hecho de que no fueron proclamados por la sociedad civil para acudir a las negociaciones, además de recalcar que la oposición ha perdido cartas para presionar al Gobierno y lograr que ceda.

“En esta oportunidad, el Gobierno tiene mucha más fuerza que la que se dice llamar oposición. El problema es que hubo un cambio geopolítico importante en los últimos dos años, ahora casi todos los gobiernos de América son o de centro-izquierda o de izquierda en distintos grados”, comentó el catedrático, quien no cree que exista capacidad efectiva de presión en contra del oficialismo, más que aferrarse a los temas diplomáticos y de derechos humanos.

Piero Trepiccione, politólogo y subdirector del Centro Gumilla, argumentó que, a su juicio, el gobierno de Maduro está más fuerte porque logró organizarse hasta casi invisibilizar a la disidencia del frente político, pese a ser minoría y a todo el descontento social.

“Maduro ha logrado mantener la unidad monolítica del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), a pesar de ciertas diferencias internas”, enfatizó Trepiccione, señalando que, por otro lado, la oposición va débil a la mesa de negociación por su dispersión política y que si no logra rearticularse no podrá ser “un vector de fuerza transformadora” en el proceso de diálogo.

El politólogo reconoce que el oficialismo enfrenta una baja económica significativa y que necesita el levantamiento de las sanciones para poder ampliar el margen de maniobra financiera en cuanto al funcionamiento del Estado, por lo que el oficialismo se sienta a negociar fortalecido en lo político, pero debilitado en lo económico.

Tanto Trepiccione como Varnagy coinciden en que Estados Unidos (EE. UU.) y la Unión Europea (UE) serán claves en esta nueva ronda de negociaciones, debido a que tienen la posibilidad de cumplir al Gobierno su aspiración de que sean levantadas las sanciones, ya que el interés común entre ambos bandos políticos parece ser el crecimiento de la producción de petróleo y gas y las mejoras al parque tecnológico.

Comparación con el diálogo de 2021

El diálogo entre el Gobierno y la oposición se retomó 13 meses después de que la delegación oficialista se levantara de la mesa. Para ese momento, las partes habían llegado a dos acuerdos parciales, el primero estaba direccionado a la ratificación y defensa de la soberanía de Venezuela sobre la Guayana Esequiba y el segundo tenía que ver con la protección de la economía y la atención social.

Damián Alifa, sociólogo y analista político, recalcó que las diferencias entre el acuerdo de 2021 y el suscrito este año, es que el primero se trató de una declaración de voluntad, redactada en términos muy generales, para “trabajar coordinadamente en la atención de la pandemia” y para buscar financiamiento e insumos para el sistema de salud por la pandemia del covid-19.

Asimismo, subraya que el acuerdo actual tiene mayor alcance debido a que está planteado el descongelamiento de recursos y su tramitación por parte de la ONU para atender problemas sociales que fueron priorizados en las negociaciones.

“El éxito o no (del acuerdo) depende mucho de las expectativas de los actores y en qué lugar te pares. En principio, el Gobierno parece muy conforme con el resultado de estas negociaciones, pero en la oposición pareciera haber mucha inconformidad con lo acordado públicamente”, dijo.

Alifa sostiene que hay dudas sobre qué obtiene la oposición en la negociación, sobre todo por el hecho de que se acerca una elección presidencial, por la que reclama condiciones y garantías que aún no se han negociado.

“El gran obstáculo de las negociaciones en este momento es el enorme desequilibrio que existe entre el Gobierno y la oposición. La oposición ha perdido mucha fuerza en el plano internacional, ha perdido gobiernos aliados y hay un cambio de enfoque hacia Venezuela por parte de EE. UU. y Europa que incomoda a cierto sector”, añade el investigador.

Como lo aseveran Varnagy y Trepiccione, Alifa comenta que la oposición vive un proceso de desgaste interno por las divisiones, la falta de poder de convocatoria y la desconexión del liderazgo, lo que hace que tenga poco que ofrecer en las negociaciones y, por tanto, poco que obtener, lo cual «les deja un mal sabor de boca en los resultados».

Una posible luz al final del túnel

Sobre si la vuelta a la mesa y el Segundo Acuerdo Parcial deja en evidencia que Gobierno y oposición han podido llegar a acuerdos antes, el polítólogo Piero Trepiccione, afirma que siempre hay oportunidad para debatir y llegar a consensos.

Expone que todo el tema energético producido tras la invasión militar de Rusia a Ucrania, en febrero de este año ha servido como “vaselina” al proceso de negociación, pues si esas circunstancias no se hubiesen presentado habría sido más complicado retomarlo.

“Habrá que ver qué tanto están dispuestos a ceder EE. UU. y la UE con el tema de las sanciones y qué tanto está dispuesto a ceder la representación de Maduro. Todo dependerá de eso, porque no va a haber levantamiento de sanciones sin garantías de competitividad electoral”, apuntó.

A su juicio, el Gobierno sabe que no va a obtener la eliminación de todas las sanciones y que, por su parte, la oposición está clara de que es imposible que el Ejecutivo acceda al 100 % de sus demandas.

El politólogo añadió que Estados Unidos no solo presiona porque se llegue a una normalización con Venezuela por el tema petrolero, sino porque hay grupos de presión conformados por tenedores de deuda venezolana que necesitan que se normalicen las relaciones para poder renegociar y cobrar la deuda.

De la primera reunión entre ambas delegaciones, realizada el sábado 26 de noviembre, se creó el Segundo Acuerdo Parcial, documento que contempla la creación de un fondo común y el desbloqueo de 3.000 millones de dólares para la atención de problemas de servicios públicos, infraestructura educativa y salud.

Con informacion de La Verdad.

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