La ciencia y la progresión del humanismo. Por Albert Geovo

Bastante se ha escrito en las crónicas de la historia reciente y antigua, el cómo las religiones han sido instrumentos hostiles para las sociedades de las distintas épocas de la historia.

Sucedió en Persia con el zoroastrismo, Babilonia con los Caldeos, Grecia con los Órficos, Egipto con las eneadas de Heliópolis o la monolatría del atonismo de Akenatón; de igual forma, Incas  con sus cultos politeístas, al igual que Mayas y Aztecas; Vedas y Chinos, e incluso el monoteísmo Judío, o la variante politeísta trina cristiana, hasta los más recientes musulmanes, en general en todas estas organizaciones, corrientes religiosas de sociedades teístas, han tenido, e incluso tienen cosmogonías religiosas fanáticas, como por ejemplo, las organizaciones de las naciones Árabes, poseen caracteres hostiles de resistencia al desarrollo, en contra de sus seguidores y de la sociedad en sí.

Mientras que el humanismo descreído, abrogándose ser un pensamiento superior y distinto, infringe y viene infringiendo reglas tan elementales como la vida, la libertad y el consentimiento como principio universal del libre albedrío en toda la economía de la naturaleza planetaria; los ejemplos más latentes en la actualidad son el comunismo, la colectivización de los derechos humanos que siendo derechos individuales, hoy han sido trastocados por una masa crítica, que intenta sustituirlos en derechos colectivos, desconectando todo el sentido, la esencia de los mismos, bajo argumentos que no resisten ningún análisis científico objetivo y serio, como lo es: el calentamiento global, cambio climático, la seguridad sanitaria global, la eutanasia, las leyes de género, aborto y todo el kit de orden colectivo, bajo la confianza y asistencia de Papá Estado benévolo o Estado de Bienestar, con todas sus progresiones modernas, puestas en escena como el experimento social, de mayor reincidencia de observación por toda la humanidad, en contra de la humanidad misma y de los derechos y las libertades naturales de las personas, haciendo gala estas doctrinas recargadas de tesituras  totalitarias y globalistas como reaparecen desde el derrocamiento de la Rusia Zarista y la decadencia de la nación china, lo que entre otras cosas sugiere revisar las tesis malthusianas que fueron la progresión de la dialéctica materialista y esta a su vez de la economía dirigida que se lleva actualmente sobre la agenda de crecimiento poblacional.

Por otro lado, respecto a la ciencia materialista, no pudieran alcanzar todo el desarrollo tecnológico de espalda a los principios anímicos  espirituales, transferidos a la materia, como supone la ciencia dialéctica materialista de una materia sin espíritu, yaciendo ésta, la energía el sustento del  reino natural.

Actualmente, se entendió y en esto se viene trabajando en todo el adelanto tecnológico de biomecánica, transhumanos, bioingeniería, biomédico, biología molecular, astronomía, química moderna fusionada con alquimia, que hay que atender, conocer y respetar los principios espirituales de las doctrinas arcaicas con los enigmas de la humanidad primitiva, sumergidos en el ultra de la naturaleza.

Por ejemplo, las investigaciones del átomo, la electricidad, el magnetismo, la luz, el movimiento perpetuo del átomo y de la naturaleza, la física cuántica, la química, son el punto cero o la línea limítrofe del conocimiento de las  fuerzas del átomo limitado y finito e ilimitado e infinito en sí mismo que encarna la materia como potencia progresiva de la energía ilimitada y complementaria.

Esto explica porque el Centro Europeo para Investigación Científica (CERN) en Ginebra Suiza,  o la misma Space Exploration Technologies Corp, junto a Tesla con sus autos eléctricos, y todas los demás fabricantes de automóviles y celulares móviles que se presentan con los adelantos más desarrollados del mundo de la energía a través de ondas que gracias a las investigaciones de la energía infinita de la naturaleza y de la materia han sido posible tales adelantos tecnológicos.

Lo que explica, el por qué ninguno de los redescubrimiento que existen hoy conocidos y no desclasificados, en plena época del celuloide o burbuja tecnológica, no pudieron ser posibles sin la sumatoria de las investigaciones del espacio infinito, del cosmos y del átomo que emerge del espíritu, también llamado, entre otras cosas, la “partícula de Dios”; resguardada en la cosmogonía, teología, arqueología de las pasadas épocas y civilizaciones.

Pues bien, todo esto, se hubiese alcanzado, mucho antes, si la academia no se hubiese encerrado en los dogmas e hipótesis de la dialéctica  materialistas que aún perviven hoy en las academias, escuelas y universidades actuales; que sólo fungen como reproductores o ecos de las teorías desarrolladas en las principales universidades del mundo, y no en auténticos laboratorios con sus crisoles de espíritu investigativo; sumergiéndose en el conocimiento de las verdades universales dispersas en la filosofía, la historia, la antropología y la arqueología, entre otros estudios, como indudablemente lo están haciendo los generadores de nuevos descubrimientos de la energía, la materia y de la sociedad en sí.

Esto explica, el por qué grandes empresas en sus proyectos de investigación de descubrimientos  de la energía, junto a  los principios universales de la naturaleza, han podido realizar nuevos proyectos y descubrimientos en todas las áreas de la especie humana y de la naturaleza.

Además, que tales empresas con sus proyectos de investigación, no tienen en su corporaciones la  búsqueda de personal «calificado» como requisito indispensable para sus miembros, venir de alguna universidad; sino que estos entendieron de una vez por todas, que existe mucha ignorancia en datos, conclusiones erradas , hipótesis, teorías y doctrinas de dudosas deontología especulativa, tanto en la filosofía como en la ciencias; es por ello que se han visto en la necesidad de revisar toda la cosmogonía, la teología, la astronomía, la filosofía, la historia y la religión de la humanidad en la tierra, sin caer en dogmas o hipótesis especulativas de la dialéctica materialista.

Siendo importante, no olvidar, que toda civilización ha tenido su cenit, y luego su ocaso o caída, al infringir la libertad, las leyes y principios universales de la humanidad, de la economía de la naturaleza, y si, se hace caso omiso de esta ley con sus principios universales, como vienen insistiendo posiciones globalistas del nuevo orden, cerrarán su ciclo más rápido de lo que se piensa.

 

Albert Geovo

@aegeovo

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