La Estación Pennsylvania. Por Luis Acosta

En 1902, Mckim, Mead and White diseñaron la Estación Pennsylvania. Nadie podía predecir que la estación sería demolida y que la Ciudad de New York permitiría tan monumental acto de vandalismo contra uno de los mejores y más grandes hitos de la elegancia romana de su tiempo. Concluida en 1910, la estación fue demolida en 1963. En su lugar se construyó una estación subterránea y sobre su superficie donde estuvo asentada la estación, se levantó el Madison Square Garden en su última versión.

Esta historia, increíble pero cierta, la hemos tomado de un trabajo de arquitectura publicado en un libro que reseña su portal de esta manera: Un libro para aprender en un año… lo que no aprendimos en 20!

La arquitectura de estilo Beaux Arts, Bellas Artes en francés, fue una forma de construcción ecléctica nacida en la escuela de Bellas Artes de París, a principios del siglo XIX. Se inspiraba en los cánones del estilo clásico – simetría, armonía, equilibrio y proporción de las formas-, también se imbuía en la monumentalidad y teatralidad del barroco. Se desarrolló inicialmente en París donde se encuentran la principales obras de este estilo, tal el Gran Paláis, la Estación D’Orsay y el Edificio de la Opera, pero pronto se difundió por todo el mundo. Aplicado a todo tipo de  construcciones, desde edificios públicos hasta bancos, tuvo influencia especial en Los Estados Unidos donde arquitectos como Richard Morris y el Estudio dirigido por Charles Mckim, Williams Mead y Stanford White, diseñaron algunas de las obras más representativas del movimiento. La Estación de Pennsylvania de la Ciudad de New York fue uno de los mejores ejemplos de ese estilo. Destacó por sus monumentales dimensiones; una imponente estructura de granito rosa cuya fachada estaba compuesta por una larga columnata  de estilo dórico y unos andenes de acero recubiertos de vidrio. Destacaba especialmente una grandiosa sala de espera, diseñada a semejanza de las termas romanas de Caracaya y proporciones parecidas a la nave de San Pedro del Vaticano que, en su tiempo, fue uno de los mayores espacios públicos del mundo. Desaparecida la estación a principios de la década de los 60 del pasado siglo XX, en la actualidad la Biblioteca Pública de Boston es el mejor ejemplo de las obras supervivientes del estilo Beaux Arts.

El asunto está en que esa obra, terminada de 1910, fue literalmente víctima, como señalamos antes, de un arrebato de vandalismo permitido y por las autoridades de la Ciudad de New York al principio de los 60s.  Es obligante el recuerdo, de manera de no permitir sea olvidado este hecho para que el mundo de las bellas artes y la elegancia no permita nunca más actos como ese que destruyen la moral pública y las obras de tan semejante majestuosidad que dejan al más apenado cristiano con la boca abierta y con resollante respiración ante tal barbaridad. 

Lógicamente, las huellas históricas que ha marcado el icónico Madison Square Garden, en cuyo seno ha dado cabida a los mejores y más afamados artistas de toda índole de este tiempo contemporáneo, ha borrado de la memoria citadina y mundial tan abominable acto criminal contra las artes arquitectónicas.  El MSG tiene su propia y muy interesante historia. El primer MSG lo abrió William Henry Vandervilt en unas instalaciones ubicadas en la Avenida Madison cruce con la calle 26 de la ciudad de New York en 1879, funcionando como una pista de ciclismo. Aproximadamente 10 años después, fue derribado para dar paso a la segunda versión del coliseo que fue reabierto en 1890. Estas instalaciones fueron derruidas y reconstruidas en el año 1925. Finalmente, en 1968, el Madison Square Garden abrió sus puertas en el sitio donde poco tiempo antes funcionaba la famosa y bella Estación Pennsylvania. Sin embargo, la propia ciudad de New York ha hecho pública la decisión de demoler ese coliseo en el 2023, justo al cumplirse 60 años de la demolición de la antigua majestuosa Estación Pennsylvania. La causa de tal decisión es la ampliación de la estación hacia sus predios originales debido a que la actual estación subterránea esta colapsando por el gran crecimiento del número de sus usuarios. 

Esperamos que la ciudad se reivindique con el mundo de las bellas artes arquitectónicas y regale a sus citadinos y al mundo algo de la belleza y prestigio de otrora.

 

Luis Acosta

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