Conas detiene a personas del grupo criminal «El Negro Cholo» por extorsión en el Sur del Lago

Cuatro sujetos quedaron bajo arresto en el Sur del Lago de Maracaibo, en el estado Zulia, por extorsionar a sus víctimas con sumas de hasta dos millones de pesos colombianos, a cambio de no atentar contra la integridad física de sus familiares.

La información fue confirmada por el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas), ente adscrito a la Guardia Nacional, al precisar que dos hombres y dos mujeres fueron apresados luego varias semanas de labores de inteligencia, rastreo telefónico y tecnológico.

El organismo precisó que la detención del cuarteto perteneciente al grupo criminal «El Negro Cholo« se produjo en el sector Ziruma, una comunidad indígena ubicada en la parroquia San Carlos del municipio Colón, en la subregión zuliana.

Precisa el parte policial que el pasado viernes 5 de junio un contingente de doce efectivos se dirigió hasta el inmueble donde operaba el grupo y localizó a los implicados con teléfonos celulares, tarjetas de líneas telefónicas, una motocicleta donde retiraban los pagos de las víctimas y un sobre con dos billetes de 50.000 bolívares que fue colocado como carnada para que los uniformados pudieran ubicar la banda delincuencial.

«Los sujetos llamaban a las personas que seleccionaban por poseer estatus social, empresas e ingresos rentables. Los intimidaban con matar a su familia sino cancelaban el dinero exigido. Al cabo de un tiempo mantenían la práctica intimidatoria. Pero debido a que las víctimas comenzaron a denunciar, fue más fácil llegar a ellos a través de estrategias tácticas», dijo un funcionario ligado al caso.

Los detenidos quedaron identificados como: Ardenis Benito Fernández Noguera, Hidalgo de Jesús Rojas Zambrano, Grecia Andreina Medina Riscanevo y Marelis Soannis Zambrano Sánchez.

En Santa Bárbara de Zulia la extorsión es un delito que afecta a empresarios, comerciantes y ganaderos. Al menos 14 personas han sido detenidas por esta práctica. A los afectados les disparan a sus viviendas o comercios sino pagan las sumas de dinero que piden las bandas.

Según una de las víctimas, les hacen seguimiento a través de llamadas y mensajes. Les confirman que conocen sus rutinas, esposas e hijos. Los someten a manipulación psicológica hasta que logran su cometido. «Muchas veces no tenemos para comer, mucho menos para pagar vacuna«, dijo en una ocasión un comerciante que pidió resguardar su identidad por miedo que continúen las intimidaciones a cambio de dinero.

El Pitazo