Las muletas de Maduro. Por Mitzy Capriles de Ledezma

Cada vez que se altera la estrategia, Maduro consigue una rendija para ver luz desde la oscuridad de su fracaso. En muchas oportunidades dábamos por caída esta tiranía, sin embargo, también hemos padecido la frustración al ver que se levantan de sus ruinas para prolongar esta agónica era de calamidades que padecemos los venezolanos. Su ardid mejor elaborado es la figura del diálogo, varias veces puesto en acción para salir del atolladero en el que ellos mismos se meten con sus locuras y fracasos gubernamentales. Esta vez es una pandemia que arropa al mundo entero. Maduro vio en ese virus un escudo para protegerse del categórico rechazo que ponen de manifiesto los ciudadanos venezolanos y que tiene en la comunidad internacional un inmenso respaldo.

 

Traen gasolina de IRÁN, con lo cual pretenden calmar a una ciudadanía enardecida que se arremolina en las estaciones de servicios para luchar como gladiadores, por unos litros de gasolina. Eso no alcanzará sino para los vivos que siguen haciendo bachaqueo con el combustible. Lo que sí es seguro, es que los mismos operadores que vienen haciendo negocios con ese régimen, se meterán un billete muy grande.

 

Desesperadamente tratan de recuperar las refinerías que canibalizaron, todo a cambio del oro que saquean en el Arco Minero. Los piratas que el régimen pone a manejar nuestra industria petrolera, llaman a rusos e iraníes para ver si pueden rehacer lo que fue el Complejo de Refinerías de Paraguaná, el segundo más grande del mundo, después del de la India, donde se podían procesar más de 1.280.000 barriles de crudo. Esas instalaciones están destartaladas. Tanto la de Amuay, como las de Cardón y Bajo Grande, son hoy ruinas del Socialismo del Siglo XXI

 

Mientras que productores agropecuarios se ven resignados a echarle a los cochinos las remolachas que a duras penas lograron cosechar en sus predios tachirenses. En las comunidades de Palo Verde y Petare los vecinos hicieron estruendosos cacerolazos haciendo sentir su indignación porque llevan semanas sin luz ni agua potable. En Zaraza se llevaron preso al productor agropecuario Nobel Pinto, por reclamar los derechos de sus compañeros productores zaraceños. En Zulia, con todo ese potencial de energía que la dotó la madre naturaleza, no tienen luz y las 11 termoeléctricas, salvo 4, están paralizadas. Además, sin agua potable, teniendo ese lago lleno de recursos hídricos. Lo mismo pasa en Puerto Ordaz, con el Caroní, el Orinoco y el lago del Guri, más grande que Dubái. Pero tampoco hay agua para las familias de La Pastora en Caracas entre otros de tantos barrios de nuestra capital. 

 

Mientras tanto el verdugo del Mazo Dando, amenaza a los científicos venezolanos con cárcel si se atreven a decir la verdad de cuanto realmente ocurre en el país en materia de salud.

 

Finalmente, Maduro piensa que es hora de retomar la ofensiva para imponer su tesis electoralista. Para eso remueve sus promesas de renovar el CNE y espera que sus contados compinches europeos, insistan en salidas dialoguistas. Trata de reeditar la fórmula post operación fallida del 30 de abril que les permitió meter en el redil de Barbados a quienes conducen la estrategia de la resistencia en Venezuela.

 

Ante todo ese panorama, es indispensable retomar la estrategia original que apunta al cese de la usurpación. Ya está bueno de marchas y contra marchas, eso debilita nuestra opción. Por lo tanto, nada de pensar en elecciones parlamentarias, lo que corresponde es terminar de desalojar al tirano de los poderes que usurpa.

 

Mitzy Capriles de Ledezma

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