Toro no lambe becerro. Por Eugenio Montoro

En octubre se dio una seguidilla de importantes asuntos que rompieron la tranquilidad en varios países suramericanos.

Comenzó en Perú donde el presidente Vizcarra disolvió el parlamento, cosa que permite la Constitución cuando los diputados lo chalequean, pero la tensión política prendió las alarmas. Luego siguieron protestas de ciudadanos, movimientos de trabajadores e indígenas en Ecuador como reacción a la eliminación de subsidios decretados por el presidente Moreno y algo parecido sucedió en Chile cuando el gobierno de Piñera decidió aumentar los pasajes del metro. También estaba en marcha la elección de presidentes en Argentina y Bolivia y las elecciones de gobernadores y alcaldes en Colombia.

Todo lo anterior era visto por la oposición venezolana, en pantalla gigante, casi como algo propio, tal como si se tratara de la confrontación entre los rojos y azules de aquí,pero en otros escenarios.Así, a nuestros muchos rollos internos se le añadían la de estos asuntos externos y, tanto Maduro como Diosdado, usaron la oportunidad para meterle casquillo a los opositores dándoles a entender que todo  había sido “fríamente calculado” por el foro de Sao Paulo y que ellos estaban detrás del escenario felices de ver brisitas bolivarianas.

Lo primero es afirmar que eso de que “todo está saliendo como lo planificó el Foro”, es una estupidez pues habría que suponer que Moreno y Piñera hicieron los decretos a propósito para que se les formase el mollejero. Lo que si es cierto es que a muchos “ñángaras” de Cuba, Venezuela y otros, cuando vieron el inicio de las protestas los enviaron a hacer más destrozos (su especialidad) pues, para ellos, esos presidentes son enemigos.

Por otra parte, tanto las declaratorias públicas de estar involucrados en las protestas, así como la evidencia de ñángaras apresados, hizo que tanto la OEA como otros países acusaran al régimen venezolano como responsable. Así que el disparo salió por la culata pues si antes había razones para considerarlos un peligro regional ahora ya no hay duda alguna de que son unos malandros ideologizados sin escrúpulos. Posiblemente nuestros vecinos tienen ahora una mejor idea del porqué del masivo éxodo de los venezolanos

Quizás Argentina con su cambio de presidente se retire del grupo de Lima, pero hay poca duda que la rabia contra el régimen venezolano de los que quedan superará con creces esa pérdida y posiblemente aumenten la intensidad de las acciones.La demostrada injerencia del régimen en los asuntos de otros países, hará buena la reciprocidad para la injerencia sobre ellos.

Las democracias no temen a las protestas pues las sociedades las usan como método de crecer, pero si alguien gusta de imaginarse a América como una gran área de combate entre los demócratas y las dictaduras marxistoides, puede hacerlo pues también es cierto que tenemos miles de flojos que forman el grupo de resentidos social es que, a punta de gritos y pillería, buscan su sueño de vivir bien sin trabajar.

Se trata de una lucha por los derechos que pregonan los rojos pero que les hace olvidar los deberes. Permítame amigo lector una desviación para un ejemplo. Chávez decía que su nueva ley de hidrocarburos era para “proteger” los derechos de los venezolanos y, así, las nuevas empresas mixtas debían aceptar que el socio gobierno tendría el control con 60% de las acciones o más. Todo lucía bien y estaban protegidos nuestros derechos hasta el día que había que cumplir con los deberes y pagar el 60%. Ese día descubrían que no tenían dinero para cumplir con el deber para así tener el deseado derecho. Hoy, por ese “detallito”, tenemos decenas de empresas que no pasaron de una firma o de poner cuatro bloques para la foto en un aplaudido acto que disimulaba la farsa

Siempre pueden ocurrir cambios temporales, la pobreza es el caldo de cultivo para la lucha por los derechos, pero que nadie dude que los regímenes marxistoides son inviables en lo económico e invivibles en lo político. Son la ruina y la pérdida de libertad y eso nadie lo acepta.

Tal vez lo que estamos presenciando, más que su repunte, son los últimos temblores de muerte de una ideología utópica. La humanidad sabe cuál es el camino que le conviene y así como dicen los llaneros que toro no lambe becerro, las sociedades tienen sus reglas casi naturales que las guían.

Venezuela saldrá de esta tragedia y recuperará su libertad. Para allá vamos y nada nos va a desanimar, ni a distraer, ni a detener.

 

Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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