Se buscan militares buenos. Por Eugenio Montoro

El 5 de julio, es el día en que se celebra la firma del acta de independencia venezolana y algunos la suelen asociar con Simón Bolívar y sus campañas militares. En realidad, ese día no se firmó nada, Bolívar solo era un espectador en las gradas y fue un acto hecho por los civiles de la época preñado de discursos y aplausos. Algunos días después si se terminó de firmar el acta.

Pero fue un día fundamental. También se escribiría la Constitución que dio inicio a nuestra flamante primera República. Poco nos duró la fiesta pues los españoles, empeñados en conservar sus dominios, enviaron a un tal Domingo Monteverde quien puso la casa en orden y, con algunos cañonazos, restauró la monarquía.

Así que nuestros primeros pininos no fueron muy heroicos que se diga, a Bolívar lo derrotaron en su primera misión y a Miranda lo apresaron, pero aun así, abrió la puerta a un período largo y difícil de guerra de independencia. Poco a poco los montoneros patriotas se fueron haciendo soldados hasta formar una eficiente maquinaria militar que no solo ganó las guerras en Venezuela y Nueva Granada, sino que se animó a seguir a Ecuador y llegar hasta el Virreinato del Perú.

Lo cierto es que con el tiempo y las exageraciones las muchas cosas buenas que hizo Bolívar y sus tropas se convirtieron en actos casi realizados por seres sobre naturales llenos de valor sin límites, al mismo tiempo que desaparecían y se olvidaban las muchas peladas de bola que siempre ocurren en los ambientes de guerra. Los ejércitos patriotas y realistas tenían el mismo tipo de soldado producto de miles de mezclas entre las tres razas base, los blancos, los indios y los negros. De allí salieron los mestizos (indio y blanco) los mulatos (negro y blanco) y una larga lista de combinaciones. No en vano la guerra de independencia la catalogan muchos como una guerra civil.

Desde 1810 hubo intentos de tener Academias Militares, pero realmente es a comienzos del siglo XX donde se estructuran las Fuerzas Armadas como las conocemos hoy y tradicionalmente los militares venezolanos han sido exaltados como los herederos del ejército libertador.

Lo cierto es que actualmente los venezolanos no vemos muy bien a las fuerzas armadas, pues han aceptado la injerencia extranjera de cuanto bicho de uña que sea enemigo de los gringos, también se han metido en parcialidad política hasta el cuello a pesar de lo que les ordena la Constitución y han asumido muchos cargos de importancia de la administración pública haciéndose corresponsables de los resultados.

Dicen que hasta algunos están involucrados en narcotráfico y otros delitos y la pregunta que se hacen los ciudadanos es la misma ¿Pero que es esto? ¿No se dan cuenta?  ¿Por qué no rectifican? Muchos piensan que tal vez no quieren perder poder, privilegios y caminos raros para obtener dinero, pero podrían tener otras razones. Imaginamos que también tienen espías internos y amenazas contra ellos y su familia si se salen del papel que les dieron y de seguro habrá otras razones.

Pero lo cierto es que los resultados son los que hablan y este régimen marxistoide e imita cubano no los puede ocultar. El país entero, incluyendo a la FAN, está muy mal y en la miseria. Eso de que es culpa del imperio y de las sanciones es una mentira infame que los rojos repiten para ver si alguien les cree. La miseria de Venezuela es producto del mal manejo administrativo siguiendo un modelo ideológico fracasado y del descarado robo del tesoro público y, eso, nada tiene que ver con el imperio. Añádase que apresan y matan a quien les estorba con la crueldad de un criminal y tendremos una idea de la tragedia que se vive en Venezuela.

Los militares tienen la llave (y los fusiles) para resolver este follón y exigir un cambio de régimen por uno que haga un gobierno decente y además tienen la oportunidad de justificarse ante la historia pues ya no serían solo los “herederos” de la gloria de Bolívar, sino que pueden convertirse en el ejército que liberó a Venezuela de los colectivos, del ELN, del narcotráfico, de la ETA, del Hezbolá y otros pajaritos, que se han creído que esta vaina es de ellos.

Se buscan militares buenos para esta descomunal tarea. Si les sirve de consuelo, los del agro, los del petróleo, los de las industrias, los del comercio, los de las universidades, los de los hospitales, es decir todos estamos en iguales mayúsculas tareas y con enormes retos desde cada especialidad para rescatar al País.

 A ustedes los militares les toca su difícil parte y, como mucho se repite, es hora de la Patria.

Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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