¿Por qué no termina de fenecer el régimen socialista? Por Albert Geovo (@aegeovo)

Juan: 12:24 “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” Jesús el Cristo.

Aun no nos damos cuenta que la puerta hacia la libertad está abierta, la sociedad ha percibido que algo pasó en un punto del sistema que ha obligado al régimen no sólo retroceder, sino abrir las puertas hacia la libertad de la democracia y más aún a la misma justicia ante los organismos internacionales que están perennemente haciendo su parte en el gran anfiteatro mundial de las naciones, es pocas palabras el modelo socialista, la llamada dictadura socialista, o “dictadura del proletariado” en palabras de Marx, está caída.

Los organismos internacionales y la comunidad internacional, lo saben, pero intentan arreglar el oprobio contra la población venezolana, de la forma más inteligente para todas las partes involucradas, el régimen intenta a toda costa negociar su continuidad, pero la actuación de la comunidad política, respecto a la población venezolana ha sido la peor; frente a la comunidad internacional han quedado muy mal parados, los actores nacionales, en el que hacer de la política.

La sociedad no termina de despertar de forma cohesionada, porque hemos fallado en la doctrina, la conducción y en los liderazgos como nación, ya que se vienen arrastrando la tesis estatista, que, a pesar de la revelación política, siguen pensando en la intención que: “un mundo mejor es posible en socialismo”; cuando lo único sobresaliente de esa frase, es que un pequeño grupo político y económico se enriquecen a expensas de las políticas destruccionista que colocan en la miseria al resto de la población.

No sólo se tiene que cambiar el discurso, sino que nos toca la ardua tarea de construir un sistema político – económico capitalista liberal para todos, que logré restaurar lo conquistado ya, en especial aquellas libertades de libre mercado, nunca antes vistas en la nación, donde la libertad, la justicia, la propiedad y el respeto por la persona sean las máximas de esa república probada en naciones desarrolladas.

Permitir quedarnos con la idea de las reformas constitucionales, para dejarlo todo, más o menos igual, es lo que viene oscilando durante 200 años, esta no puede ser la meta, y mucho menos el consuelo de esta historia patria. Mirar al liberalismo político y económico sin complejos, ha de ser el norte, definiendo los limites no sólo del control político, social y económico, sino cambiar el paradigma por: ¿cuáles serán los límites de la liberad? Haciéndolos tan amplios como sean necesario para no sólo disminuir la burocracia y sus procesos que ensanchan al Estado, sino lo que se pretende es incluir a cada una de las personas, con estas reformas, en el desarrollo personal y social de la nación.

Es cierto que hoy Venezuela es un Estado fallido, también es cierto que esta situación si le tomamos la delantera en la construcción de un nuevo modelo político y económico de corte capitalista liberal para todos, sin complejos, que permita la reconstrucción del país,  alcanzaría no más de una década en fundar las bases del desarrollo, y la libertad que requieren la nación , ya muchos economistas han explicado que la capacidad de recuperación económica de la nación venezolana, pudiera ser la más prodigiosa comparable a la reconstrucción de la Europa devastada en la segunda guerra mundial, con la salvedad que en Venezuela no ha habido guerra al menos no como las guerras convencionales, lo que si ha habido y hay es socialismo. Pero los efectos han sido tan iguales incluso más desastrosos en algunas áreas, al de las guerras conocidas. Aunque los registros históricos se encargarán de levantar los daños y el atraso generado por la que fueron sometidos los venezolanos en plena revolución socialista.

Al mismo tiempo, ya se sabe hasta la saciedad, que la perdida de la república en Venezuela, viene repitiéndose a lo largo de su novel historia, por los renuente de las fuerzas políticas, todas, del espectro ideológico estatista y de izquierda, bien sea de centro o izquierda dura, como la vivida hoy en día.

Cambiar al modelo de república centralista con sistema de gobierno presidencialista por un sistema de gobierno parlamentario de República Federal con probada autonomía de las regiones y municipios, de impuesto único, respeto por la propiedad, justicia, obras públicas de calidad, mercados abiertos, seguridad con gobierno limitado es la salida, de acuerdo a lo muy bien analizado por el Foro Liberal de América Latina;  es por eso el fracaso reiterado que se viene dando desde los albores del levantamiento cívico militar  de la independencia de Venezuela. Pero este mismo error viene dándose en todos los países de Latinoamérica; donde ha sido mayor la honra al personalismo egoísta y ambicioso, que el amor y respeto a la libertad de cada una de las personas.

Mas precisamente no termina de fenecer la dictadura en Venezuela, porque las fuerzas opositoras al régimen, se rehúsan al cambio de paradigma, al cambio del sistema socialista, por uno sistema capitalista de modelo federal y autonómico de las regiones que permita el mayor crecimiento económico jamás tenido en la nación; sino que han preferido durante años, mantener el sistema megalítico de régimen centralista que es el que le da vida al régimen de modelo tiránico en Venezuela y en toda Latinoamérica.

 

Albert Geovo / Abogado, Maestrando Ciencias Políticas  /  albertgeovo@gmail.com / @aegeovo

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