Los secretos de la sensual Sascha Barboza

Sascha Barboza, mejor conocida como Sascha Fitness, es la mujer que revolucionó las redes sociales en torno al cuidado del cuerpo y la salud. La venezolana, con más de dos millones de seguidores en Instagram, más de ochocientos mil en Facebook y quinientos mil en Twitter, utiliza sus redes sociales para compartir recomendaciones, recetas nutritivas y sus rutinas de ejercicios.

Barboza es Personal Fitness Trainer certificada por la ISSA (International Sports Sciences Association) estudió nutrición deportiva de la Federación Española de Culturismo y tiene una maestría en Nutrición Fitness.

¿Cómo comenzó su carrera?

Yo trabajaba en esto desde hace mucho tiempo, me gusta, me apasiona. Siempre me ha interesado asesorar a la gente para que tenga mejor estilo de vida y mejor salud. Yo tenía mis asesorías personales. Luego abrí las redes sociales y comencé a compartir conocimiento gratuito con la gente que no pudiese tener a su alcance la ayuda. Me aboqué a las redes sociales con mucho compromiso. Mi contenido siempre es actualizado, trato de contestar la mayoría de dudas y no me guardo nada. Al mismo tiempo, la manera en la que manejé mi cuenta creo que ayudó para que me vieran a mí como una amiga, lista y original. Como soy: con mis virtudes y mis errores. Trato de ser muy auténtica y creo que eso es lo que enganchó a la gente e hizo que Sascha Fitnes se hubiese consolidado. El contenido siempre es propio, nunca me vendí a ninguna marca y he sido fiel a mis raíces. La gente vio los resultados con mis recomendaciones, eso fue lo más importante.

¿Qué ha sido lo más difícil del proceso de posicionamiento?

Bueno, lo más difícil a nivel personal fue lograr el equilibrio entre mi familia personal y la profesional. Este es un trabajo que necesita mucha dedicación, estar en viajes y tener mucho tiempo. Soy mamá y esposa y ha sido muy difícil conseguir ese equilibrio pero lo logré, tuve que priorizar algunas cosas y organizarme. Yo disfruto mucho esto, entonces no es tanto un trabajo.

¿Cuando era pequeña sufrió de bullying?

Afortunadamente nunca me hicieron bullying, creo que fue porque tuve una crianza en la que me reforzaron mucho mi autoestima y mi valor propio. Creo que cuando tú vives ese estilo de vida y desde joven te aprecias bastante no dejas que los demás te vayan atropellar. Mi personalidad me ayudó a que la gente no se metiera conmigo porque yo no me metía con los demás. Era, a veces, la que defendía al que sufría de bullying, eso viene dentro de mí: ayudar al que tiene una dificultad.

Algo que detonó en mí un cambio importante y que despertó en mí la empatía hacia las personas que sufrían de sobrepeso fue el embarazo. Yo siempre he estado saludable, en forma, siempre he hecho deporte y nunca he tenido problemas de sobrepeso aunque conocía sus consecuencias, lo estudié y estaba en constante formación personal; pero cuando tuve a mi hija y quedé con unos kilos de más, fue la primera vez que no me reconocí en el espejo. Tuve que pasar por un proceso para recuperar mi figura, eso me sensibilizó bastante y me dio mucha empatía con las personas que sufren por problemas de peso.

¿Cómo le dice a su hija que no se obsesione con la figura?

La manera en la que yo trato de crear otro estilo de vida es totalmente distinto a lo que la gente está acostumbrada. Las personas piensan que este estilo de vida fomenta la superficialidad y tener un cuerpo perfecto. Yo trato más bien de darle otro enfoque. Avril, se cuida pero como se debe cuidar un niño. Ella entiende que debe comer saludable pero no por una cuestión estética, ella ni siquiera entiende el significado de gordita o flaquita. Tú le preguntas directamente por qué es importante comer saludable y ella con sus cuatro años te dice “porque me ayuda a no enfermarme. Me ayuda a correr más rápido, a saltar más alto. Entiendo mejor las cosas en el colegio y me enfermo menos”. Esa es la mejor manera en la que los padres entiendan que deben cuidar a sus niños sin extremos. No hay que hacerles sentir que las cosas son buenas o malas, que son blancas o negras todo debe tener un equilibrio. Es comer saludable porque sus cuerpos lo necesitan.

Comerse una torta o un chocolate es válido: hay que hacerlo pero de manera inteligente. Así como tú no tomas alcohol todos los días, ese tipo de alimentos tampoco se deben comer todos los días. Los niños lo entienden, si tú se los explicas y les muestras que comer saludable puede ser divertido. No hacerles comidas desabridas es muy importante. Tampoco hay que excluir ningún grupo alimenticio. Si tú les inculcas a los niños que comer saludable es bueno por salud, porque los hace sentir bien, porque podrán ser más felices y rendir más en el colegio ellos, seguramente, lo van a disfrutar. Menos iPad, celulares y televisión y disfrutar del aire libre, de los deportes de cosas que los motiven. ¿Cómo no enamorarse de ese estilo de vida? La obsesión llega cuando uno lo direcciona hacia la superficialidad: alcanzar ese cuerpo perfecto que no existe. Hay que enseñarle a la gente que la meta debe ser la salud y el cuerpo ideal, ese que está a la par de tus necesidades y tus requerimientos.

Creo que es importante, también, que los papás vigilen sus comportamientos cuando estén al frente de sus hijos. Por ejemplo: que la mamá no diga “es que estoy gorda”, en frente de los niños. Que pase alguien y no les guste su apariencia y la critiquen enfrente de los niños, que digan cosas sin pensar cuando están con ellos. Los niños son esponjas y uno tiene que pensar muy bien lo que hace y dice, hay que tratar de dar buen ejemplo y fomentar el cuidado y respeto en ellos.

¿Cómo se ha enfrentado a las críticas?

Siempre he dicho que yo no soy moneda de oro para caerle bien a todo el mundo, también he dicho públicamente que no tengo verdad última, ni que mi verdad es la única verdad. La arrogancia es uno de los primeros errores que comete la gente cuando comienza a alcanzar el éxito. Hay muchos caminos para llegar a un mismo destino, uno tiene que hablar de lo que sabe y de lo que practica y de lo que cree; más allá de eso creo que es mejor guardar silencio. Al principio me daba más duro y me herían más las críticas; he aprendido a recuperarme rápido. Cada vez perfecciono más las formas en las que manejo las redes sociales. Al principio, en Twitter o Instagram la gente te critica y te juzga por lo que ven en una foto, porque una imagen casi nunca te permite contextualizar bien lo que tú quieres decir. Cuando la gente me comenzó a ver más allá: en televisión, en videos, en YouTube y Snapchat, las críticas disminuyeron radicalmente: como un 70%, las que quedan son de personas inmaduras o resentidas que tal vez tienen un poco de envidia.

¿Cómo mantener la privacidad sin alejarse de los seguidores?

Es muy delicado y es muy difícil. Yo trato de ser muy abierta en mis redes porque creo que es muy importante que la gente sienta que hay un humano. Si tú te mantienes muy frío y muy alejado y solo generas contenido sería una página más en internet. Pero si ellos sienten que es una persona que ríe, que llora, que sufre, que tiene los mismos sentimientos que cualquiera, la gente lo absorbe mucho mejor. Hay una conexión humana y real y creo que eso ha sido parte del éxito. Yo muestro mucho de mí pero cuido mucho la vida personal de los que me rodean, muestro hasta donde yo sé que puedo soportar. Las cosas más personales y que tienen un significado más profundo no las muestro. Soy bastante celosa con mi esposo, con mi hija y mi familia, ahí es donde tengo que manejar bien esas situaciones. Nunca expongo a mi hija en formas que pueden ser tergiversadas: formas chistosas o poses raras que pueden ser puestas sin mala intención pero que en internet pueden ser mal utilizadas. No subo fotos de mi hija graciosas o que se puedan prestar para un meme o malinterpretar o generar polémica. Si subo fotos de ella es porque es algo bonito, nada más.

¿Cree que las redes sociales en general estimulan un comportamiento falso ante los demás?

Lo que uno tiene que hacer cuando tiene una cuenta con muchos seguidores es ser muy maduro, porque sí genera una presión increíble sobre uno. Yo por eso nunca he tratado de pretender que mi vida es perfecta. Si me ves en Snapchat tú ves que soy una persona muy normal: desordenada, con sus días buenos y malos, que peleo como cualquier persona, que mi hija –aunque yo la veo perfecta– no es perfecta. Trato de mostrar mi vida muy normal para que las expectativas de la gente no se pongan en un pedestal. Eso te puede hacer daño a ti y también a los demás. A mí no me interesa que me vean perfecta. Todo depende de cómo enfocas tu cuenta. Si tú desde un principio comienzas a aparentar lo que no eres, te estás empezando a hacer mucho daño. No muestro cosas que sé que pueden herir susceptibilidades. Hay gente a la que le encanta mostrar lo que tiene: sus cosas costosas; yo trato de evitar eso. Todo depende de cómo manejas tus cuentas y de tu nivel de madurez porque sí puede llegar a ejercer mucha presión.

Una cosa que a mí sí me afecta mucho es que no puedo responder todos los comentarios que me hacen. Hay días en los que puedo recibir más de cuatro mil comentarios en mis fotos y yo tengo las mismas horas en el día que todo el mundo, trabajo y tengo una hija y un esposo. Yo misma manejo mis redes sociales entonces al día puedo responder cincuenta preguntas y hay mucha gente que queda con la duda al aire. Eso es lo que me genera más ansiedad. Hay días en los que me tengo que desconectar porque es muy absorbente. A veces uno pasa la vida en el teléfono que es como una matrix y no vives tu propia vida, entonces me toca recordarme eso, mi esposo me lo recuerda, me dice: “Desconéctate y vive la vida de verdad”.

Si pudiera cambiar algo de su carrera y de la fama, ¿qué sería?

No es cambiarlo, pero si quisiera controlar ciertas cosas. No quisiera tener que despegarme de mi hija cuando tengo que viajar para una conferencia o una gira de medios. También me gustaría evitar la gente negativa, la gente que busca siempre el lado negativo de las cosas, porque, aunque no lo crean, yo leo siempre todos los comentarios y hay un momento que de verdad te comienza afectar. Hay comentarios que me resbalan pero otros me hieren.

¿Qué les diría a esas personas que piensan que la cultura fitness aumenta la manera machista de concebir el papel de la mujer en la sociedad?

Tienen que seguirme en mis redes sociales e ir a mis conferencias para que se den cuenta de que no es así. Este estilo de vida se adapta a tu modo de vivir, es un equilibrio entre tu mente y tu cuerpo, no para verte como x, y, o z. La belleza es algo muy subjetivo. Es terminar el día y sentir que tuviste buena energía y que todo esté bien: ánimo y salud. La gente piensa que solo se va a ser feliz cuando se tiene el cuerpo de una manera determinada pero no, hay personas que tienen un cuerpo “perfecto” y son completamente infelices. Creo que se deben aceptar, nos debemos aceptar, con nuestros defectos y virtudes. Lo más importantes es hacer cosas que nos hagan sentir vivos. Hay que plantearse metas trascendentales como la felicidad y para eso hay que cruzar la línea de la obsesión y comenzar hacer cosas por uno mismo, no importa si eres hombre o mujer.

DC|EE

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...