4 Situaciones donde se vale ser egoísta

Ahhh, ¡la mujer sacrificada! Somos famosas por poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras, lo que nos hace pasar un martirio. ¡Ya basta! Así como te dicen en cada vuelo que te pongas primero tu máscara de oxígeno antes de ayudar a alguien más, es importante dar prioridad a tus necesidades y placeres. Aunque te sientas un poco… egoísta.

1. Tu mamá necesita de tu ayuda este fin de semana pero tú tienes una cita con un chico guapísimo

LA SITUACIÓN:

“Soy la hermana que no se ha casado y que no tiene hijos, y vivo muy cerca de casa de mi mamá (quien tiene un problema cardiaco y no puede manejar), así que mi hermana –quien sí tiene hijos– asume que puedo cuidarla todos los fines de semana”, dice Jeanine García, de 24 años. “Obviamente, como estoy soltera, esto significa que no tengo nada mejor que hacer durante el fin de semana, ¿cierto? Amo a mi hermana, y sé que tiene muchas responsabilidades con su trabajo y su familia, pero necesito algunos fines de semana para mí sin sentir que estoy abandonando a mi madre, o que soy una mala hija y además de todo, pésima hermana”.

LA SOLUCIÓN:

Eres su hermana, no su tapete. “Pensamos que al poner las necesidades de nuestra familia por encima de las propias de alguna manera estamos demostrando ser más cariñosas. Esta es una idea equivocada”, advierte Christine Gutiérrez, psicoterapeuta. “Habla, marca tus límites y ponte en la posición número uno”. Todos los cuidadores necesitan un descanso. En un estudio de la seguridad del paciente, los cuidadores que tenían apoyo organizado tenían niveles de estrés más bajos. Hazle saber a tu mamá que la amas, pero que también requieres tiempo para ti para poder seguir ayudándola. Y pregúntale a tu hermana si pueden alternarse los fines de semana o si cooperan para contratar a alguien. Apoya con lo que puedas, pero sin morir en el intento.

2. ¡Mi amiga holgazana está drenando mi dinero!

LA SITUACIÓN:

“Despidieron a una de mis mejores amigas, así que cada vez que salíamos yo cubría la cuenta”, explica Dawn Márquez, 26 años. “Las primeras veces honestamente no me molestó, pero ahora ella es- pera que lo siga haciendo y ¡ni siquiera se ofrece para cubrir la propina! Estoy tratando de pagar mi préstamo estudiantil y no tengo mucho dinero. No quiero ser insensible, pero me está molestando bastante su actitud”.

LA SOLUCIÓN:

Dile la verdad o prepárate para la bancarrota. “Si es tu mejor amiga tienes que ser honesta con ella, decirle que quieres ayudarla, pero desafortunadamente no tienes el dinero para invitarla siempre”, dice Gutiérrez. “De otra manera, los resentimientos se empezarán a acumular”. Esta es una gran oportunidad para usar tu creatividad. Ya sea que vean películas viejas en su casa o que finalmente levanten sus traseros del sillón y se vayan a correr, puedes encontrar maneras económicas de convivir con ella sin necesidad de deshacer tu cuenta bancaria, o su amistad.

3. Mi compañera de trabajo se llevó el crédito de mi esfuerzo

LA SITUACIÓN:

“A mi co-worker y a mí nos asignaron un proyecto en la oficina. Le eché muchísimas ganas para estructurarlo todo”, dice Gayle Rodríguez, 34 años. “Ella hizo la presentación y fue a la única que le dieron reconocimiento. Me sentí muy frustrada, quise decir algo, pero no supe qué”.

LA SOLUCIÓN:

Tienes que dar tu opinión y tener una estrategia. “No necesitas hacer una escenita”, afirma Gutiérrez. “Agenda una cita con tu jefe (o manager) y asegúrate de llevarte el crédito que mereces”. Di algo como: “Me gustaría que habláramos de mi papel en la presentación de ayer. Quiero mostrarte cuáles fueron mis contribuciones”, y prepara tu información para respaldar tus argumentos. Por incómodo que pueda resultar, es importante que sepan tus aportaciones. De acuerdo con Selena Rezvani, autora de Pushback: How Smart Women Ask -and Stand Up -for What They Want, las mejores ejecutivas dicen que 60% del éxito en la carrera de una mujer se debe a su habilidad de negociar y defenderse.

4. Mi novio necesita ayuda de último minuto, pero tengo que entregar mis pendientes. ¿Lo ayudo o hago lo mío?

LA SITUACIÓN:

“Le prometí a mi novio que le ayudaría con su proyecto, que lo revisaría por completo de pies a cabeza; sin embargo, no había acabado con la propuesta de mi cliente, que tenía que entregar al día siguiente a primera hora”, explica Ana Córdova, 30 años. “Lo amo, pero siempre me pide este tipo de ayuda, y lo hace al último momento”.

LA SOLUCIÓN:

Debes de encargarte de lo tuyo. Enfócate en tu fecha límite y después échale la mano si puedes. “Aunque se vea como algo insignificante, no hacerle caso a tus prioridades y posponer tus compromisos es una falta de respeto hacia ti misma”, advierte Gutiérrez. Y no tengas miedo de hablar de este tema con tu chico. Explícale delicadamente que lo sientes mucho, pero que no puedes ayudarlo, y que tus pendientes son tan importantes como los suyos. Recuérdale que no están hablando de una tarea de la escuela, sino de tu trabajo, con consecuencias severas. Él quiere lo mejor para ti, así que tienes que hacérselo saber. Obvio, es difícil decirle que no a tu chico, pero una investigación de la Universidad Estatal de Florida descubrió que las parejas que tienen “conversaciones de enojo, pero honestas”, son mucho más felices a largo plazo.

DC|Cosmo en Español

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