El Reto, por Luis Acosta

Casi en todo el mundo y en las Naciones más organizadas y exigentes de la vindicta pública y política. La repartición de curules llámense para la escogencia de diputados, senadores, ediles o concejales, magistrados o cualesquiera otra autoridad; se distribuyen entre la cantidad de habitantes del país originario.

En el caso de Venezuela se escogían – como regla de oro – tantos curules de acuerdo al total de los habitantes registrados en el censo de la última fecha. Sin que ninguna preferencia u otros elementos entraran en el performance del Sistema Electoral.

Esta no es una forma caprichosa de escogencia o división, sino, la manera mejor elaborada y justa de ejercer estos derechos en la esfera de hoy y en ello, no hay ningún asomo de ventaja, que no sea el crecimiento natural de los pueblos en cada Entidad.

Por años, así ha sido en Venezuela.  AD y Copei fueron los más competidores en los Comicios. Sin embargo, con esa metodología limpia y sin complicaciones convivieron siempre. Solo la viveza o uso ventajoso de la coyuntura del poder ejercida por el Comandante Chávez al darse cuenta que en el Estado Cojedes y otros Estados, tenía  muchos Chavistas pero, pocos Diputados y aprovechando pues, el control de todos los órganos del Estado y sin discusión. Cambió  las viejas reglas por estas que favorecían, por los votos cautivos el partido o partidos oficialistas y sus adláteres. Así pues, en esos comicios la Oposición sacó más votos y en cambio, acumuló menos curules y por consecuencia, el gobierno mantuvo el control de la Asamblea Nacional.

De suerte que, no son los ciudadanos y sus votos los que deciden los diputados ganados, sino, el interés electoral que tiene el Gobierno y al perderse la “Regla de Oro”, se perdió la equidad y el valor de las proporciones.

Así pues, la Oposición debe trabajar – sin desmayo –  para alcanzar la mayoría en la Asamblea Nacional para que con mucho impulso y la sabia colectiva patriótica, poder disponer de los cambios necesarios y sensatos para modificar las reglas del juego en la ventajosa  y difícil tabla del gobierno con miras al futuro y al resultado de esas próximas elecciones.

Entonces, no hay opción o se gana la Asamblea o poco se puede hacer. En efecto, se necesita equilibrar el Ministerio Público para hacerlo independiente. Se precisa independizar al Tribunal Supremo y liberar las decisiones. Se debe lograr independizar la Defensoría del Pueblo con miras a conseguir equidad y sentido de la igualdad. Se tienen que similar las ventajas en las proporciones presupuestarias  y las reparticiones burocráticas.

En fin, tener una Asamblea que haga respetar y ejecutar las funciones administrativas dentro de las normas distributivas y legales, obedientes a razones y convicciones que se basen en los derechos dispuestos en la Ley y no por las ventajas que las mayorías gubernamentales pongan a funcionar: ¡Que así sea!

 

DC / Luis Acosta / Articulista /Ex Sec. Gral. Edo. Sucre

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