Los  Paracaidistas, por Alfonso Hernández Ortiz (@AlfonsoZulia)

Las coyunturas políticas permiten mermar o acelerar los procesos de cambio, algunos prefieren callarse, retirarse y no forzar la barra, otras optamos por encender la chispa y arengar con fuego para generar consecuencias, lo cierto es que no se puede ser pasivo ante la situación que incomoda, ante lo que está mal hecho, ante la violación de las normas, nos corresponde asumir el ciudadanismo como herramienta ética para detener el abuso institucional del poder.

La situación política del país ha derivado a una polarización partidista acorralando a los ciudadanos entre ser de derecha o izquierda, en radicalizar las posiciones, en evitar las alternativas diferentes, en fin en pensar distinto, con libertad de acción y conciencia, ambos sectores han arrinconado a la gente a estar con ellos o contra ellos, ya el hecho de simpatizar con un candidato que presente propuestas interesantes para un cargo de elección popular, será bueno siempre que goce él con el aval de los jerarcas de algunos de los dos sectores, para lograr el título de  “Revolucionario” o “Democrático” debe gozar de el aval de una alta jerarquía para presentarse ante la ciudadanía como bueno, sin importar sus credenciales, obras, acciones, capacidad o liderazgo que sustente su derecho y aspiración.

La manipulación se manifiesta entre ambas tendencias que mutilan las aspiraciones de líderes naturales que durante años son utilizados como operadores políticos, o lanzado a los leones cuando sus posibilidades son mínimas, es decir se comen las verdes y cuando llegan las maduras traen a importados o premian lo malo para que disfrute de las delicias del poder, aunado a esto se genera una especie de complicidad colectiva entre sus afines que justifican el sacrificio en nombre de la “unidad o la revolución”, establecen concesiones, enrosques, acuerdos superfluos que finalmente no cambiará el estado de las cosas, ya que cada vez que queda frustrada o truncada una aspiración de un líder que ha vendido sueños, ideas, proyectos y alternativas, muere también la esperanza de sus seguidores, la decepción se coloca en primer plano pisoteando las posibilidades de cambio.

El pragmatismo político de los dueños de los partidos, sigue imponiéndose sobre la dinámica de las verdaderas fuerzas sociales, nombrando a paracaidistas políticos por encima de las decisiones de las bases de los partidos y su militancia, engañando al electorado con personajes que desconocen la realidad de la región, sector o circunscripción electoral por donde son postulados, violando a la vez el precepto constitucional manifiesto en el artículo 188 de la Constitución, el cual establece entre los requisitos para ser diputado, en su ordinal 3: “ haber residido cuatro años consecutivos en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección”, verbigracia en el Zulia con Timoteo Zambrano, como de otros paracaidistas de ambos bandos impuestos en distintos estados del país.

Le corresponde a la ciudadanía pasarle factura a los partidos y sus paracaidistas y exigirle rendición de cuentas y la presentación de una agenda parlamentaria contentiva de propuesta para atender la problemática de cada región, en el entendido que el diputado tendrán que asumir durante cinco años su función legislativa, política, contralora, administrativa y jurisdiccional, que desempeñará desde la Asamblea Nacional, para representar al pueblo y no el interés de un partido político o grupos económico.

En tal sentido, debe quedar claro que los políticos son empleados de los ciudadanos, los cuales son contratados por tiempo determinado, y que a través del voto se activa su contrato, como también se extingue dicha relación laboral, y que a través del pago de los impuestos se mantiene a la clase política, por lo tanto cada ciudadano debería conocer quién es el candidato de su respectiva circunscripción, así como los candidatos de las listas, rechazando a los paracaidistas que hayan impuesto los partidos políticos para satisfacer sus acuerdos y pactos ominosos, avalar esa situación nos convierte en cómplices del crimen, que atenta en contra de la democracia participativa, en palabras de Joan Font Roselló “en política, tarde o temprano, el fracaso es el destino inexorable que les espeta a los paracaidistas cuando deben someterse al feroz escrutinio de sus propios militantes”.

 

DC / Alfonso Hernández Ortiz / Politólogo – Abogado / @AlfonsoZulia / dialogopublico@gmail.com                                                           

 

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...