Luis Chataing dice «Por primera vez en muchos años dormí como un bebé»

Para Luis Chataing la salida del aire de su programa Chataing TV, que era transmitido por Televen de lunes a viernes a las 11:00 pm, no fue una sorpresa. Esperaba esa decisión desde septiembre, cuando el Estado renovó la concesión de la planta. En ese momento se corrió el rumor de que el proceso estaba sujeto a la cancelación de este espacio y de Misión Emilio.

Con serenidad, el locutor contesta por teléfono cada una de las preguntas. No se preocupa solo por él sino por quienes hoy estudian en las escuelas de Comunicación Social, aunque afirma que es un deber de los futuros periodistas recuperar espacios. Se plantea, hoy más que nunca, irse del país.

Nunca se sintió presionado y prefiere pensar que su salida no tiene que ver con la venta del canal, algo que se ha rumorado en los últimos días.

“No se trata de lo que me hayan hecho a mí, sino de lo que le hacen a todos. Se trata de elegir con libertad qué es lo que queremos ver, escuchar. Es horrendamente cobarde limitar a la gente a un solo pensamiento, creyendo que de esa manera se va a convencer. Eso es lo más triste, es un ‘quiéreme a juro’. Y un ‘quiéreme a juro’ es balurdo y lamentable”, asegura.

— ¿Cómo terminó su noche del martes?

— Incómoda, cuando sintonicé Televen a las 11:00 pm para vivir la experiencia que todo venezolano vivió cuando apareció una serie estadounidense en el horario en el que estaba mi programa. Fue muy parecido a lo que sentí cuando estuve en las instalaciones de RCTV y desapareció su señal para imponer la de TVES.

— ¿Qué sintió al salir de Televen por segunda vez?

— Sentí satisfacción de no haber cedido a condicionamiento alguno, de haber sido fiel a mis principios y a lo que yo creo. Eso le brinda tranquilidad espectacular a uno. Anoche (el martes) por primera vez en muchos años, dormí como un bebé.

— De todas las veces que ha salido de la televisión nacional, ¿cuál es la que más lo ha afectado?

— La de Ni tan tarde, sin duda. Esa fue una salida abrupta por motivos aún desconocidos para Érika de la Vega y para mí. Además, éramos unos muchachos y eso nos tomó por sorpresa. Lo que sucede hoy en día escapa a lo personal, es algo que preocupa a escala nacional. Es algo que me hace pensar en función de las nuevas generaciones de comunicadores, que puedan sentir miedo de trabajar en su propio país.

— ¿Se acabó su momento en la televisión nacional?

— ¡Por ahora! Efectivamente, no tengo más nada que buscar en la televisión nacional.

— ¿Piensa marcharse del país?

— Sí, tengo ofertas en otras latitudes. No tanto por mí, sino por mi hijo. Quiero que tenga la oportunidad de crecer en un ambiente más relajado, donde su potencial creativo se imponga sobre la paranoia.

— ¿Cree que van por usted en la radio? ¿Ha sentido presiones allí también?

— No me han presionado. Y si van por mí, me van a encontrar. Ahí voy a estar. Si me tengo que ir de la radio, me voy también. No tengo problemas porque siempre voy a encontrar mi espacio.

 

El Nacional

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