Estudio revela que decir groserías sí funciona en situaciones de estrés o dolor

“Estas palabras alteran el estado de ánimo y reducen la irritación”, de acuerdo con un estudio realizado, y agrega que “maldecir es una forma de lenguaje emocional, un modo de expresión más demostrativo”, afirma el psicólogo Richard Stephens de la Universidad de Keele.

Potencialmente, las groserías también ayudarían a disminuir el estrés, dice un artículo de Time, y afirma que “es posible que aquellos que tienden a maldecir o expresar su enojo frecuentemente están tratando de aliviar su dolor e irritabilidad”.

Prueba de esto son algunos casos de políticos y otras personalidades que han recurrido a las groserías como una forma de manejar un momento que los saca de casillas.

Por ejemplo, el inolvidable “le voy a dar en la cara, marica” de Álvaro Uribe Vélez en 2007, cuando “fue atrapado en una conversación grabada en la que le decía eso a uno de sus funcionarios, que lo estaba haciendo quedar mal”, cuenta Semana.

O el «país de mierda» de César Augusto Londoño, al cierre de la sección Deportiva del noticiero CM&, después del asesinato de Jaime Garzón en agosto de 1999.

También el «Shut the fuck up» (Cállate la puta boca) de Taylor Swift en la pasada entrega de los MTV Video Music Awards. “En el momento en el que la banda One Direction subió al escenario para presentar un premio, las cámaras captaron a la cantante mirando a su exnovio, Harry Styles, y diciendo estas palabras”, cuenta E! Entertainment.

Y este, del periodista español J.J Santos, quien en un momento de rabia por el mal sonido en la transmisión de un partido del FC Barcelona dijo: “¡Estoy hasta los huevos ya, joder! Con la puta FIFA de los cojones, las putas normas, y luego no funciona nada, hostias”, muestra el portal vertele.com

Tal vez con estos personajes se sintieron mejor y probaron la teoría del psicólogo Richard Stephens de la Universidad de Keele, en Reino Unido, quien a través de un experimento llegó a esta conclusión.

“El autor realizó un experimento pidiéndole a un grupo de personas que sumergieran sus manos en agua helada. A la mitad de las personas se les pidió que maldijeran, mientras que a la otra mitad se les prohibió decir malas palabras. El resultado evidenció que las personas que dijeron groserías aguantaron 40 segundos más con sus manos sumergidas, que las que no pronunciaron las palabras soeces”, cita El Tiempo.

 

Agencias/DC

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