Guanipa: “Todos tienen derecho a una vivienda, pero Maracaibo necesita pulmones verdes”

Destacó que según los asiduos del lugar el terreno constituye un área verde de al menos 150 hectáreas donde hay sembrados más de 100 grandes árboles frutales y ornamentales como: Ceibas, Ceibones, Acacias, Santo Domingo, Tamarindo, Robles, Mango, Cotoperi, Mamones, entre otros.  Su carácter vegetal data de 1920 cuando uno de sus dueños trajo árboles de todas partes del mundo.

“Hay una situación compleja en este lugar. El terreno estaba siendo usado por las monjas del Hogar de cuidados para ancianos Santa Cruz, quienes sembraban frutas, hortalizas y tenían algún tipo de ganado para el consumos de los que viven en el hogar, pero desde hace unas semanas vecinos del lugar se apropiaron del terreno para habitarlo, tumbando algunos de los grandes árboles. Ahora lo llaman el Parcelamiento Corazón de mi Patria”.

Guanipa señaló que ante tantas aristas de un mismo problema lo importante es que todos expongan sus puntos de vistas y se llegue a una solución legal, moral y ambiental, que deje conforme a todas las partes.

Milagros Guillen, habitante de la comunidad Hogar Santa Cruz y una de los seis líderes que se organizaron para ocupar el terreno, manifestó que ante la necesidad de una vivienda propia y por las diferentes situaciones que han vivido en el terreno, decidieron organizarse para vivir en comunidad.

“El terreno es muy grande y siempre está solo. Aquí no hay alumbrado público que haga que los delincuentes respeten esta zona. Aquí han dejado muertos, han dejado a personas casi desnudas luego de haberlas atracado y han violado a mujeres y niñas. Nuestra presencia en este lugar impide que eso siga ocurriendo, a la vez que nos permite independizarnos de las casas de nuestras familias. Hay quienes tienen dos, tres, cuatro y hasta cinco hijos y aún viven con los suegros. Tratamos de constituir un barrio e ir luchando poco a poco por tener servicios públicos acorde a nuestra situación”.

Son 200 familias, la mayoría indígenas que dicen quieren producir en la tierra. “Hay dos tipos de terrenos unos de 50 por 50 metros que serán para los indígenas que quieran hacer producir la tierra y hay otros más pequeños para quienes, como yo, lo que queremos es donde vivir”.

Nelly Medina, habitante de la comunidad Hogar Santa Cruz, destacó que aun cuando las nuevas familias necesitan un terreno donde vivir y ese lugar está deshabitado, no hay razones para asumir una postura ilegal frente a la sociedad.

“Lo que mal empieza mal termina. Los invasores no pueden tener otra respuesta de la comunidad que negarnos a que ocupen un terreno que no les pertenece. Los árboles que cortaron para poder meterse allí son demasiado valiosos y que los hayan arrancado conforma un delito. Lo que pasa es que en este país hay leyes para algunos y para otros no, pero podemos cegarnos. Invadir es robar. Y no vamos a consentir que la gente se meta allí con la excusa que no tienen casa, porque mis hijas y sobrinas no tienen casa y no están allí exponiendo sus vidas y robando terreno”.

DC/ nota de prensa

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