Carlos decara por última vez antes de escuchar el veredicto

 

En el proceso en primera instancia, en diciembre de 2011, los jueces escucharon a Carlos cuestionar el proceso durante cinco horas, antes de poder iniciar sus deliberaciones.

Carlos, partidario de la lucha armada tras abrazar la causa palestina en los años 70, pasó luego a la «guerra privada», la «extorsión» y la condición de «mercenario», acusó la fiscalía.

Según los fiscales, la encarnación de esa guerra privada fueron los cuatro atentados cometidos en Francia en 1982 y 1983 con el objetivo declarado de obtener la liberación de su compañera alemana Magdalena Kopp y del suizo Bruno Breguet, detenidos en París en febrero de 1982 en posesión de armas y explosivos.

Carlos, que ante el tribunal reivindicó «1.500 muertos, 80 de ellos con sus propias manos», negó, en cambio, toda implicación en esos cuatro atentados, que causaron once muertos y cerca de 150 heridos en París, en dos trenes París-Toulouse y Marsella-París y en una estación ferroviaria de Marsella.

Una pena de 20 años de cárcel fue pedida para la alemana Christa Fröhlich, de 70 años, acusada de haber ayudado en los preparativos de un atentado. Fröhlich, ex militante de extrema izquierda, no asistió al proceso. En primera instancia fue sobreseída.

Ilich está encarcelado en Francia desde su detención en Sudán por la policía francesa, en agosto de 1994, y purga ya una pena de prisión perpetua a la que fue condenado en 1997 por el asesinato de tres hombres en París en 1975.

Una instrucción aún en curso podría volver a llevarlo a comparecer ante la justicia por el cargo de presunto organizador de otro atentado: el cometido contra el Drugstore Saint-Germain de París en septiembre de 1974, que causó dos muertos y 34 heridos.

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