Yendry Sánchez: “Le pedí a Nicolás Maduro una casa para mi mamá”

 

“Lo que ha pasado conmigo es que no le han permitido la entrada a mi abogada privada de Caracas a Gloria Stifano. No dejan que ella se encargue de mi caso para que me saque lo más pronto posible. No quiero a la abogada pública quien me dijo que me iba a ayudar mucho y no me ayudó nada”.

Sobre el periodo de aislamiento, comentó: “Me llevaron a una parte de aislamiento y duré 23 días allí sin salir, sin tener espacio, ni nada. Me trataron como cuatro veces unos psicólogos y psiquiatras, pero me tenían encerrado como un ratón”.

Los ojos del mundo se posaron en Caracas el pasado 19 de abril. En el acto de juramentación del presidente Nicolás Maduro en la Asamblea Nacional, frente a 12 jefes de Estado y delegaciones de 47 naciones, un joven pasó corriendo al estrado apartó al líder político, y gritó: “¡Nicolás soy Yendry, ayúdame!”.

Minutos después desapareció de escena y el mandatario venezolano exclamó, visiblemente sorprendido: “Ha fallado la seguridad. Mi vida está puesta a la orden de la Patria, pero me deben cuidar, de alguna forma”.

Por primera vez este joven cuenta lo que sucedió esa noche: “Todo eso de que formo parte de una conspiración es mentira, lo que yo le pedí a Maduro fue una casa para mi mamá, y mi sueño es firmar el libro de los récord Guinness pero eso no lo entienden ellos”.

Sánchez llegó temprano esa tarde a la Asamblea Nacional para poder colarse en el acto protocolar y formularle al mandatario su petición: “Tenía una chaqueta roja y una gorra nueva. Me vestí bien elegante ese día, como siempre acostumbro al ir a esos lugares, bien presentable. Entré con gente del Ministerio de Comunas y nadie me detuvo. Luego de que le pedí a Nicolás la casa me agarró la gente del Sebin y Guardia Presidencial que me llevaron a una parte sola de la Asamblea”.

El joven explica que lo tenían custodiado, acorralado durante el acto y cuando terminó habló con él un altísimo funcionario de la Asamblea Nacional, quien le dijo: “Me gritó que yo era un maracucho rayúo que siempre hacía esas cosas y por eso un día de estos ellos se iban a encargar de desaparecerme. Por eso quería hablar con los medios”.

Poco después el vicepresidente Jorge Arreaza y María Gabriela Chávez hablaron con él: “Ellos fueron muy amables, Arreaza me interrogó un rato y me dijo que me calmara. La hija del comandante tiene un corazón muy grande, ella me preguntó que por qué había hecho eso, que eso no era así porque es muy peligroso, pero me trató bien porque todo el mundo me quería como matar”.

El imputado cuenta que después lo llevaron al Sebin donde estuvo encerrado tres días, sometido a interrogatorios: “Ellos me trataron más o menos esos días. Me pegaron varias veces en las piernas con una vera, que es un palo grueso que tienen allá, porque andaba muy desesperado. En realidad lo que yo quería era pedir una vivienda para mi mamá, eso era todo. No buscaba hacerle daño a nadie, eso es puro embuste. Todo los cargos que me puso la fiscalía son falsos”.

Entre el Sebin y Coro

El sábado 20 explica que lo presentaron a la fiscalía donde le dijeron que confiara en la defensa pública: “Esa noche del 19 de abril ellos me tenían pa’lla y pa’ca porque no querían que ninguno de los medios de comunicación supiera quién era yo, ni lo que me había pasado. Quería hablar con la prensa y ellos me decían que no se podía. Entonces me encerraron en el Palacio de Justicia y me dijeron que iba a salir pronto que firmara con una defensora pública para que todo saliera bien. Supuestamente la abogada Stifano me iba a cobrar 30 mil bolos y nunca más los volví a ver. Al día siguiente me pusieron esos cargos horribles. Todo eso es mentira, por eso quiero que me defienda Stifano”.

Desde la noche del acto sólo se volvió a ver a Yendry el 23 de abril cuando le hicieron una entrevista en la medicatura forense del Cicpc, en Bello Monte. Esa mañana vestía un pantalón negro y franela blanca cuando funcionarios del Sebin lo sacaron a empellones, mientras gritaba: “Necesito hablar con los medios de comunicación, me tienen aislado, no me dejan hablar. Amo al Zulia, amo a mi estado querido, los amo a todo (…) me quieren dar de uno a seis años de cárcel”.

Poco después lo trasladaron a la Comunidad Penitenciaria de Coro. Sobre el periodo de aislamiento, comentó: “Me llevaron a una parte aislada y duré como 23 días sin salir, sin tener espacio, ni nada. Me trataron como cuatro veces unos psicólogos y psiquiatras, pero me tenían encerrado como un ratón”.

Sánchez asevera que las autoridades de Coro le decían que eso era normal: “Los directores me han dicho que esto es un castigo para todos los nuevos ingresos del penal, para los recientes que han pasado por este lugar. Pero eso es un embuste porque me di cuenta que sólo era para mi”.

Sobre su relación con Juan Salas, el otro espontáneo célebre de Venezuela, asevera: “Juan y yo somos amigos desde niños, de toda la vida porque éramos vecinos en Ciudad Ojeda. Siempre hacíamos competencias, nos retábamos a ver quién era el mejor, a ver como quien dice quién tenía más cojones y mira donde terminé yo”.

El joven insiste en que nadie le habla de su proceso: “No viene mi abogada pública y no dejan entrar a la privada que la que quiero que me defienda. Ellos no dejan que pase para firmarle los papeles y así empezar a organizar mi defensa. No he hablado con más nadie, sino con mi familia”. Sánchez manifiesta que se siente “más o menos” y le duelen mucho los huesos: “Quiero hacer un llamado a las autoridades para que después de todo este susto por lo menos se logre tener algo para mi familia. Que de todo esto salga una ayuda de parte de este gobierno”.

El laberinto de la defensa legal

Gloria Stifano viajó hace unos días a Coro para ser juramentada como defensora de Yendry Sánchez. Esperó por ocho horas y le quitaron su nombramiento. Por ello fue al Circuito Judicial Penal de Coro y asesoró a los familiares para interponer un Amparo Constitucional por omisión contra Rafael Ramírez, director de la institución penal falconiana y William Fernandez, el coordinador del departamento legal.

Esta mañana el tribunal se pronunció sobre el amparo alegando que la madre del imputado “incurre en falta de legitimación de la accionante para intentar la acción”.

Stifano explica que como no ha sido juramentada porque no la dejan entrar a la prisión para que su defendido firme los papeles entonces el tribunal cometió una “barbarie jurídica”: “El amparo lo interpone la mamá del imputado, no necesito la legitimación como accionante porque es la mamá quien solicitó el recurso. Para introducir un amparo no hace falta un poder penal especial. Ahora lo pelearemos en el Tribunal Supremo de Justicia”.

La abogada afirma que se comunicó con Rafael Ramírez, el director del Comunidad Penitenciaria de Coro quien le espetó que si no estaba juramentada no podría entrar a ver a su defendido: “Me gritó y cortó la llamada. Ese director desconoce la figura de revocatoria y nuevo nombramiento de defensor privado de confianza consagrado en el Código Penal”.

Sin embargo, Stifano viajará a Coro para intentar visitar a Yendry por segunda vez mañana. Explica que hay dos formas con las que podría convertirse en la defensora del imputado: “Si me atiende y me deja entrar en la cárcel luego de que Yendry firme los papeles el director puede certificar mi nuevo nombramiento como defensora de confianza. Si no pueden trasladarlo al Palacio de Justicia para que se me juramente”.

La experta legal advierte que desde su presentación el pasado 20 de abril en la fiscalía está corriendo el lapso legal de 45 días que establece la ley para que el fiscal llegue al acto conclusivo y se presente la acusación: “Y en todo este tiempo nadie se ha ocupado de la defensa de Yendry es obvio que no quieren que se tenga el tiempo suficiente para preparar el caso. Igual mañana estaré en Coro”.

DC/Últimas Noticias

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