Emotiva carta de Fernando Aristeguieta a Venezuela

En su cuenta oficial de Facebook el “Colorado” compara a su patria con un indefenso árbol que lucha contra un inclemente invierno, pero que luego de superar las adversidades vuelve a renacer con todo su esplendor.

Lea la emotiva carta:

Chateauroux, 15-04-2013

Qué cosa mas triste es un árbol en invierno, privado de poder mostrar todo su esplendor, toda su belleza, se limita a reposar completamente desnudo mientras la brisa fría lo golpea con contudencia y sin compasión. Me imagino su sensación de impotencia al no poder ni siquiera luchar para cambiar un poco su destino. Sin embargo, ese mismo destino, tiempo después le trae de regreso todo ese color que nos abraza y tiene la capacidad de hacernos mirarlo por mucho tiempo, admirando su belleza y en algunos casos, su perfección.

Ayer tuve una sensación extraña, una alegría que me quemaba por dentro y tenía que sacarla a través de una sonrisa incontenible. Es a lo mejor esa misma emoción la que sienten ellos, los árboles, cuando llega la primavera, que trae consigo un poco de calor. Me sentía plenamente feliz, agradecido con la vida y contento por cada detalle que iba sucediendo. Disfruté en pleno de un desayuno sencillo, de pasear el perro temprano, de manejar hasta el entrenamiento, de poder vestir sin sueter, de jugar al fútbol (el fútbol, que ya de por sí es capaz de cambiar y manejar mis estados de ánimo, ayer fue especial, lo disfruté y admiré con mucho amor), y así todo lo que hice en el resto del día, inclusive un viaje en bus de tres horas y media desde el oeste hasta el centro de Francia. Qué puede salir mal en un día que uno afronta de esa manera.

Ojalá tuviese la capacidad, o quizás la madurez para poder despertarme así todos los días, para ser optimista hasta durmiendo, para verlo todo de colores, para ver los árboles vestidos con sus lujosos trajes todo el año, el cielo azul iluminando el día entero empeñado en hacernos sonreir. Pero no, no siempre lo consigo. Tal vez, así como los árboles, estoy inmerso en un gran ciclo que me trae alegrías y tristezas de forma constante, poniendo a prueba mis raíces, poniendo a prueba todo mi ser. No lo se. Al menos los árboles saben lo que les toca, lo que les viene, y con tristeza o no, se preparan para sufrir o disfrutar. Yo no. Nosotros no.

A Venezuela la quiero con mi alma, más de lo que puedo demostrar, y es que en realidad ni siquiera me siento capaz de demostrar lo que siento por ella. Siento mucho respeto por mi tierra y admiro cada rincón de ella con vehemencia. Venezuela no tiene comparación con nada, es lo más grande de este mundo en el que nos tocó vivir. Y a veces (casi siempre en realidad), siento que le fallamos, que podríamos darle mucho más, y sin embargo ella sigue ahí, dándonos constantes motivos para alegrarnos hasta la saciedad. ¡Qué tierra más noble y desinterasada!.

No soy de los que piensa que un gobierno tiene que solucionarle los problemas a su pueblo, pero si creo que debe darles las herramientas para que el mismo pueblo las solucione y salga adelante. Y si no le puede dar dichas herramientas, que al menos no entorpezca su intento por avanzar, por mejorar, por progresar. Me parece que es más el daño que le puede hacer un mal gobierno a su país, que el bien que le puede hacer un buen gobierno. Y creo que estos últimos años nos han hecho mucho daño. Han subido las cifras que no queremos que suban, y bajado las que no queremos que bajen. No estamos bien.

Ayer me acosté a dormir con mucha esperanza de que venía un cambio para mi país, un cambio positivo que nos iba a hacer mejorar, que nos iba a facilitar las cosas, que nos iba a unir, nos iba a hacer sentir seguridad en nuestras calles, en fin, un cambio para bien, un cambio positivo. No fue así, me desperté viendo las noticias que anunciaban ganador, la continuación de un gobierno que creo que ha desmejorado a mi país, a nuestro país.

Volvió a mí una tristeza y una sensación de impotencia profunda, que no se cómo sacarla fuera. Quizás es ésta la misma sensación que sienten los árboles con la llegada del invierno, que los ataca con agresividad año a año y sin embargo, siempre salen adelante, siempre le ganan al invierno y vuelven a deleitarnos con su verde intenso que vibra y nos llena de vida hasta en los peores momentos. Ya se verá.

Fernando Aristeguieta

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...