La crisis atenta contra el Día de las Madres

Para José Rondón, un chofer que “piratea” en la línea Veritas, el “entusiasmo de homenajear a las madres no se pierde, lo que desaparece es la celebración”, pues la crisis hace que los hijos se vayan del país y los “pocos que quedan”, prefieran asegurar una comida para la familia que comprar una rosa o algo para una muda de ropa para la mujer que los trajo al mundo.

El tradicional arreglo floral para mamá es “difícil” de comprar, pues una sola rosa cuesta 750 mil bolívares y ya las vendedoras que en otros tiempos se paraban en las principales esquinas de la ciudad, desaparecieron.

La tradicional reunión de cada segundo domingo de mayo en la casa de mamá con una parrilla, en la que cada hermano o hermana aportaba algo, quedó atrás pues el kilo de carne cuesta tres millones de bolívares, igual que el kilo de chorizo. Para algunos una sopa de costilla puede ser la solución, pero el problema es que la diferencia con lo anterior no es mucha.

A todo eso se suma la diáspora. La partida de algunos hijos a otras latitudes dificulta la popular “vaca” en la que todos reúnen para cubrir los gastos el día de la celebración. Para Johan Sánchez es más fácil depositarle a su madre desde Chile para que ella compre un par de zapatos o lo que ella quiera. Sin embargo, su madre optó por lo práctico y compró comida.

Ventas bajas 

Ayer el casco central de Maracaibo lucía como un desierto. El congestionamiento típico del segundo sábado de mayo no estaba presente. Los gritos de los buhoneros para llamar a los compradores estuvieron ausentes y uno que otro hijo o esposo buscaba algo de última hora para honrar a la reina de la casa.

Con una visión algo optimista estaba Rosmary Peña, comerciante en Las Playitas, explicó que su trabajo no solo es vender los detalles, sino armar los empaques. “Me va mejor de lo que pensé, pero en comparación a otros años, las ventas decayeron un 90 por ciento”.

Más abajo, en el pasillo 13 del mismo centro comercial, los vendedores de ropa se quejaban por la situación política del país, que llevó los negocios a la quiebra. “Tenemos muchos negocios que cerraron porque aquí no se vende como antes”, denunció Petra Arias.

En voz alta la mujer peleaba porque ya pasaba de la 1.00 del mediodía y no tenía ni una sola venta. “Tengo 40 años como comerciante de ropa y primera vez que vemos esto”. Su colega Elisa Castillo comentó que desde hace tres años para acá el problema se agudizó. “Hace tres años, para estas fechas, teníamos que traer a nuestros hijos para que nos ayudaran a despachar porque solas no podíamos”.

La Verdad

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