Abatidos y sin dinero, el regreso amargo de los migrantes venezolanos

Tras una severa crisis en Venezuela, la única solución  para los ciudadanos es escapar. Irse del país es la primera opción para los ciudadanos, quienes lamentablemente aseguran que la revolución, al igual que Cuba, consumió a todo el país. Sin embargo, entre las ansias de buscar una mejor calidad de vida fuera de las fronteras venezolanas, también existe el miedo de no triunfar y tener que regresar al mismo punto de inicio.

“Vendí el carro y el apartamento”. Es la historia de un jóven de 37 años, quien en busca escapó de Venezuela buscando establecerse primero en Panamá y luego en Colombia pero, tras un año de fracasos, regresó a su país resignado y sin los ahorros de su vida. Antes de irse trabajaba como técnico especialista en equipos médicos y era el sostén de una familia de cuatro miembros. Pero la crisis económica venezolana lo forzó a emigrar con 7.000 dólares, lo que le quedó después de repartir parte de los ahorros entre la familia.

Para subsistir en el exterior tuvo que aceptar trabajos ocasionales en construcción, limpieza, cargando muebles y sirviendo comida.

“Yo salí de Venezuela codeándome con doctores. Meses después estaba en una mueblería de Panamá trapeando el piso”, dijo el padre de dos. “Estaba mal, estaba pasando hambre, (…) los fines de semana comía una sola vez”, agregó recordando su estancia en Colombia, donde rentaba una pequeña habitación. Aunque en un día de trabajo podía ganar 25 dólares, equivalente a lo que cobraba en todo un mes en Venezuela, poco a poco se fue quedando sin fondos por la falta de un ingreso fijo.

Regresó a Venezuela lamentándose. “Me fui dejando un país malo. Cuando llegué estaba peor”, confesó en la sala de su humilde casa, propiedad de la familia de su esposa en Caracas. Ahora vende masa artesanal para hacer arepas.

– El regreso amargo – 

Así como él, hay mucho que han huido, pero que la necesidad los ha obligado a regresar. Pues al no contar con una estancia legal o un trabajo estable, muy difícilmente se hace vivir fuera del país. Hasta ahora no hay cifras específicas de los venezolanos que han tenido que regresar. Según una entrevista a agencias internacionales, unos 50 venezolanos que emigraron desde que el presidente Nicolás Maduro asumió en el 2013, muestran que uno de cada cinco volvió a su país. Y el número podría ir en aumento debido a las precarias condiciones en los que muchos se van.

Entre los principales motivos para volver;  la imposibilidad de obtener visas, las altas expectativas laborales y la nostalgia. Miguel Blanco, un sociólogo y consultor de Naciones Unidas, asegura que cada vez más venezolanos están regresando por la falta de planificación: se van huyendo, sin prospecto de trabajo, ni ahorros por la dificultad de juntar dinero en una economía que se devora los ingresos y con un control de cambios, que se traduce en un acceso a divisas muy limitado.

“Cuando la migración esta propiciada por factores expulsores puede llevar al migrante a fracasar por falta de dinero o por no poder establecerse”, explicó Blanco.

– Dejar a Venezuela y pagar un precio alto – 

En los últimos 18 años, más de 2 millones de venezolanos han dejado su país -un 6,3%-, según cálculos privados, debido a la inseguridad, la impunidad y el acelerado deterioro económico. Una cuarta parte de esos venezolanos emigraron en los últimos dos años, según el Observatorio de la Diáspora Venezolana.

La organización, coordinada por el profesor y sociólogo venezolano Tomás Páez, radicado en España, estima que desde el 2015 entre 400.000 y 500.000 venezolanos han abandonado el país, aunque el Gobierno considera que estas cifras son exageradas.

No lograr la calidad de vida, pasar más trabajo y enfrentarse a la xenofobia, son algunos de los problemas que puede o no pasar un venezolano. Y aunque la crisis se mantiene y recrudece con los días, es preciso tener un buen plan o proyecto para evitar que a la salida del país, la situación del ciudadano empeore y más aún si se trasladan con menores.