En pos del horizonte buscando la perfectibilidad de una Nueva República, por Ing. José Contreras O. (@contrerasj402) 

Una de las cosas que siempre me llamaron la atención y que me han hecho reflexionar, es el hecho de que hay logros individuales o sociales que, con todos los esfuerzos y el entusiasmo puesto para lograr su consecución, devienen rápidamente en rutina en unos casos y en frustración en otros.

En el plano individual, casi siempre un joven una meta y luego se estanca allí. Cae en la rutina. Cuando el joven  tiene vuelo intelectual, piensa en el perfeccionamiento, desarrolla su ingenio, pone a funcionar sus iniciativas y se encamina hacia metas superiores. Cuando logra todos sus objetivos, ha invertido el tiempo aproximado de una generación, más o menos treinta años, y el se encuentra en plena madurez. Se siente realizado. Entra entonces en una especie de paz interior que va a predominar en su vida durante la etapa final.

Pero en el caso social la situación no es la misma, es muy diferente por varias razones. Primero, la sociedad consigue grandes objetivos en un mayor tiempo; luego, el agotamiento de sus metas ocurre pasadas varias generaciones; por último, una sociedad no puede asumir la categoría de realizada, porque eso sería su muerte. Las sociedades deben  regenerarse o rejuvenecerse constantemente, y se logra cuando al cumplirse sus grandes objetivos aparecen los nuevos, para sustituir aquellos; cuando eso no sucede, como en el caso nuestro, en ese momento especifico, la sociedad luce vieja, cansada, agotada, sin mayores perspectivas, navegando al garete en un mar de quejas y llena de un mundo de frustraciones. Es cuando se ha completado un ciclo histórico y no ha aparecido el  gran objetivo del siguiente ciclo.

En nuestro caso, el ciclo del régimen de Maduro ya no cabe para nuestra sociedad ni con todos los apuntalamientos, cuñas y remiendos.

Llevando estas observaciones un poco más atrás, cuento un hecho verdaderamente curioso y hasta lamentable. Dos grandes héroes, paradigmas para los pueblos del mundo y que aún irradian grandeza y luces para la lucha de nuestros pueblos, que cumplieron una inmensa acción victoriosa, sin embargo, murieron en el desencanto y la frustración.

Miranda el primero, el más universal y culto de los latinoamericanos de su época, lleno de títulos su brillante tránsito por la historia de su tiempo; nos dejó como último recuerdo su derrotada actitud con expresión de «bochinche, bochinche y nada más que bochinche».

El otro, nuestro gran héroe, nuestro Bolívar de todas las épocas, muy cercano al día de su muerte, su actitud derrotada la sellaba con estas expresiones: «Estos pueblos sin ingobernables»; «He arado en el mar».

Como analista político y amante de historia, digo: estas consideraciones o reflexiones nos hacen pensar que una línea política, por más brillante que aparente ser y por óptimas que sean las consecuencias que proporcione a la sociedad en desarrollo, generara siempre un efecto pasajero que caducara en la medida en que su objetivo sea cumplido; en ese momento debe ser cambiada por otra linea que a su vez tome en cuenta los cambios que la anterior ha introducido en la sociedad.

Es aquí en donde asemejamos el accionar político, la lucha por la consecución de objetivos políticos y sociales claros y precisos, con una marcha incesante en pos del horizonte, hacia una perfectibilidad continua a partir de la inminente e histórica Transición que ha de vivir nuestra amada Venezuela, la lucha de pocos sentara las bases de el futuro de las mayorías en la naciente nueva República libre, justa y Soberana impregnada de verdadera democracia.

*Despertemos la Conciencia Ciudadana y Popular también*

 

DC / Ing. José Contreras / Pte. Movimiento de Salvación Nacional Zulia  y miembro principal de la Junta Patriótica que impulsa la Transición en Venezuela / contrerasj402@gmail.com / @contrerasj402

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