Futuro indefinido, por Jesús Rangel Rachadell (@rangelrachadell)

El presente es inhumano, ya menos que pase algo, mañana o pasado, seguiremos teniendo este infame presente. Lo que suceda será el resultado de una de las cuatro visiones de futuro que imaginemos; según Peter Thiel en su obra De cero a uno. Esas visiones del futuro las define Thiel, de esta manera: el pesimista indefinido, el pesimista definido, el optimista definido y el optimista indefinido.

A la sociedad venezolana no se le puede retrataren una u otra de las características de la anterior clasificación, por lo que se intentara identificarlos orígenes de las decisiones que toma el venezolano preocupado por corregir su presente.

El pesimista indefinido visualiza el peor futuro, ve venir una gran ola que lo puede ahogar y no hace nada, solo se le ocurre esperar sentado a que llegue su fin. Los antiguos griegos asumían que el futuro era un trágico destino, sus grandes obras reflejan la imposibilidad de cambiar el futuro. En nuestro país es aquella persona que cree firmemente en el advenimiento del comunismo, que es cuestión de tiempo, que nada lo podrá evitar; que la presente dictadura es solo el paso previo a la pérdida de toda propiedad e iniciativa personal. La solución que se le ocurre al pesimista indefinido es disfrutar de lo que queda de país, mientras pueda, de los buenos amigos, de una que otra fiesta o paseo. Se entretiene de cualquier manera; escucha la orquesta del Titanic mientras se hunde el barco. Nada se puede hacer.

Otro personaje es el pesimista definido, este sabe que el futuro será lúgubre, y busca anticiparse a las circunstancias. Hace planes, invierte, ahorra, sabiendo que nada de lo que haga será suficiente. Estima que el fraude socialista durará muchos años, que hay que sobrevivir a esto de alguna manera; hace su cola, un negocito, mata tigres (trabajos esporádicos); tramita el pasaporte. Sabe que el desastre viene, y por alguna desconocida razón tiene esperanza, espera salvarse, y no sabe cómo; por lo pronto se va del país.

El optimista definido sabe que puede alterar el futuro, o como dijo Peter Drucker: “La mejor forma de predecir el futuro es crearlo”. Y también Steve Jobs, dijo: “La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo”. Ambas frases se apoyan en el poder creativo del ser humano y consideran que el futuro siempre será mejor, solo hace falta ponerse a trabajar. En nuestro país tuvimos una gesta independentista triunfadora, pudimos superar la guerra federal con su exceso de muertos, logramos dejar en el pasado la dictadura gomecista; así que saldremos de la dictadura del socialismo del siglo XXI y olvidaremos a Maduro, a sus compañeros de latrocinio y a uno que otro narcotraficante que dicen que está en el gobierno. Este venezolano optimista definido cree que las elecciones sacaran a esta gente y vendrá el cambio.

El optimista indefinido sabe que el futuro será mejor, no sabe cómo ni con quien se logrará llegar a ese futuro; es solo cuestión de tiempo que le caiga la solución del cielo; es una cuestión de azar. Algunos opinan que hay que negociar las opciones con el gobierno: una elección alguna vez en la vida, con los partidos que permita existir el CNE, con presos políticos, en las condiciones y los candidatos que le parezca al gobierno. En el mejor de los casos puede que ocurra una elección, unas marchas, algo de movilización social, o alguna otra solución. Más temprano que tarde nos quitaremos de encima a los gobernantes que no se preocupan por el hambre y las enfermedades. Este personaje tiene fe en que siempre le irá mejor, algo así como “vaya viniendo vamos viendo”; la cosa no puede ser tan mala, ya resolveremos.

Lo que si es cierto es que el gobierno en indefinido, no resuelve los grandes problemas públicos, nada de soluciones ante la inseguridad ni otros males generados por ellos mismos. Lo que se les ocurre es regalar comida en bolsas, como si estuvieran entregando dinero; eso es lo mejor que puede hacer.

Ante un futuro pesimista definido los políticos no pueden hacer nada por el país y usted tampoco. En un futuro pesimista indefinido los políticos no pueden hacer nada, pero usted podría liberarse de ese destino. En un futuro definidamente optimista los políticos ya tienen la solución y la están implementando. En un futuro indefinidamente optimista los políticos no tienen ni idea de cómo remediar este asunto, carecen de un plan real para salir de la crisis, aunque seguro que todo se solventará. El problema es que, hasta ahora, nadie ha logrado llevar a cabo la estrategia de cambio que ha ofrecido. La política, como muchas actividades, necesita del ensayo y del error.

El futuro de Venezuela parece que es aleatorio, no se sabe que se puede hacer, las soluciones están en desarrollo o están cerradas; habrá elecciones o no las habrá; cualquier consecuencia es posible; así que la democracia llegará por las vías conocidas u otras por concebir.

Algunos queremos una democracia representativa y liberal (ese fue el pensamiento de los civiles que acompañaron a los libertadores). Todavía no sabemos cómo escapar de la camisa de fuerza impuesta por el TSJ, el CNE y el gobierno, para lograr el país ideal.

Por lo pronto el futuro es una extensión del presente, el mejor futuro tendremos que inventarlo.

 

DC / Jesús Rangel Rachadell / Abogado – Profesor / @rangelrachadell

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