Autonomía para los estados, por Albert Geovo (@aegeovo)     

La descentralización fue el primer paso que se logró en pro de la construcción de los procesos autonómicos de la nación, propio de las repúblicas federales, donde los Estados Federales están para controlar al gobierno central, y evitar así de esta manera cualquier intento de algún caudillo entrar en los excesos del centralismo como modelo de gobierno, o de cualquier otro caudillo de los Estados en la misma situación; escenario que se vive y se ha vivido es dos siglos de haberse fundado Venezuela como Estado nación.

Las repúblicas federales, en nuestro ordenamiento sólo existen de forma nominal, porque en la práctica no somos ni una república, y mucho menos federal, al menos que nos comparemos con modelos de repúblicas como los de La República Popular Democrática de Corea, llamada comúnmente Corea del Norte o la República de Cuba, donde el dictador maneja todos los poderes y las provincias a su antojo, de manera más o menos legal y discrecionalmente , que en si no son una república propias de un Estado Moderno, sino que se quedaron en los viejos esquemas de las tiranías y autoritarismos de siglos pasado.

Existe la tesis  de la ley de hacienda pública estadal, que hoy por hoy es un proyecto de ley dentro de la Asamblea Nacional, para desconcentrar Los ingresos tributarios de los Estados, en la que habría que hacer reformar la ley orgánica de la administración financiera, y una docena o centena más de leyes nacionales  que establece que el ejecutivo nacional, junto al Banco Central de Venezuela, hoy a través, de la oficina de la Tesorería Nacional,  son los encargados de la distribución de los ingresos fiscales y de todos los ingresos nacionales, provenientes de la renta petrolera y minera.

Es urgente fundar una nueva Asamblea Nacional Constituyente, que provenga de la iniciativa de la ciudadanía, de la sociedad civil organizada y los partidos que la integran, y no de la iniciativa del gobierno de turno, para que estos cambios se den.

Se hacen comparaciones de la constitución nacional con las de Argentina, Bolivia, Colombia,  Ecuador, y quien sabe más con que otra constitución de cualquier otro país del continente o del mundo, se dice que es la mejor en materia de derechos humanos, donde se viola el derecho a la vida, debido a la inseguridad que existe en la nación y donde se violan los derechos fundamentales como los de la libertad de expresión, de prensa, propiedad privada, entre otros.

Pues bien, se hacen las defensas más pomposas de nuestra carta magna, pero no se dice nada que es en la misma constitución la que permite niveles agravados de un modelo centralizado y presidencialista mayor o peor que el de los monarcas de la actualidad y de los siglos que nos precedieron al nivel de regímenes autoritarios, ya que en la misma se deja mucha discrecionalidad al ejecutivo nacional.

Se ha escuchado, que defenestrado el gobernante, se procederá a una nueva constitución con el gobierno de transición. ¿Pero Acaso ya no se ha vivido la misma experiencia en épocas anteriores, donde cada gobierno se ha hecho  la constitución a su medida, y no a la medida de la nación, a los intereses, derechos y deberes o a la altura de las exigencias de los ciudadanos y los desafíos de crear un Estado moderno?

En Venezuela se han atravesado 26 Constituciones desde 1811 hasta 1999, incluyendo la de la Gran Colombia celebrada en Cúcuta, y todas han sido derogadas con el respaldo popular, e incluso de las instituciones y poderes constituidos del Estado. ¿Por qué? Porque estas nunca se han ajustado a las exigencias y necesidades de la ciudadanía, de la nación,  sino a los intereses del gobernante.

Es improbable cambiar el modelo o el sistema, sin la activación de una asamblea nacional constituyente, hay que dejar los ofrecimientos populistas. Ya que es precisamente esto, lo que le ha quitado credibilidad de la gente en los partidos.

DC / Albert Geovo / Abogado, Maestrando Ciencias Políticas / albertgeovo@gmail.com / @aegeovo