Fundar la República, por Albert Geovo (@aegeovo)  

La república que requieren los ciudadanos para impulsar el desarrollo de la nación se basa en los elementos originarios del Estado moderno.

A grandes rasgos estas república se basa en un Federalismo de los Estado, donde se instituye un gobierno parlamentario con autonomía en cada uno de los Estado o provincias, constituciones y leyes propias de cada uno de los Estado federales, con autonomía fiscal, financiera, económica, política, legal, en defensa de cada uno de la temperamento de los Estados de la federación, eso nunca existió en Venezuela y aun no existe , a pesar de los intentos en la fundación de la nación en su proceso de independencia por los albores de 1811.

Cuesta mucho hacer entender eso a los ciudadanos, Venezuela hoy por hoy no es una república, y aún está lejos de serlo, de hecho no se habla de ello, es una deuda que se tiene con la nación; desde el siglo XIX hasta nuestros días, y es un trabajo Político que toca emprender a los liderazgos del país.

Por ahora Venezuela sólo detenta el nombre de república de manera nominal, desafortunadamente de eso no se habla, ni los más doctos en la materia, ni los actores políticos, unos por desconocimiento, otros por omisión o costumbre,  y otros por intereses en continuar con el modelo central de gobierno presidencialista.

Toca a la presente generación desmontar todo un sistema que arrastramos  desde la fundación de Venezuela en su primer congreso de la república el 5 de Julio de 1811. En su proceso autonomista de la Corona de España.

Es importante también que se haga la diferenciación de lo que es una independencia, y lo que es un proceso emancipador, en la independencia se corta con los valores y tradiciones preexistentes ya traídos del seno del país al que se independiza, mientras que en la emancipación se continúa con la tradición de forma de gobierno.

En Venezuela como en el resto de Hispanoamérica  hubo más una emancipación que una independencia, ya que muchas figuras y formas del Estado aun las arrastramos hasta nuestros días, como por ejemplo el centralismo, es algo que data de los tiempos de la colonia, cuando muchos de los asuntos políticos, económicos, fiscales , legales y judiciales se dirimen desde el gobierno central, en otrora desde España, hoy desde Caracas, la capital, de forma piramidal, lo cual coloca a las regiones en muchas ocasiones en posiciones de vasallos e incluso esclavos.

Y ésta es precisamente la deuda que se tiene con los ciudadanos, no sólo desconcentrar el poder que se tiene desde la capital, sino ir más allá de la descentralización a procesos naturales y existentes de autonomía federal y municipal de interdependencia de las regiones hacia el todo, que es el modelo de nación del que gozan los países  desarrolladas de Occidente, que no tropieza con la estabilidad y fortaleza de la confederación de los Estados. Sino que los fortalece.

Instamos a que los Estados Federales, debe tener la autonomía para atender sus asuntos públicos y propios de las necesidades de la ciudadanía, como por ejemplo el régimen penitenciario, los asuntos fiscales, reconociéndose un 10 %, Máximo 20 % al gobierno central de la contribución tributaria de los ciudadanos en cada región, tener sus propias leyes civiles, y penales como funciona en los países modernos y desarrollados de interdependencia federal en Occidente.

Sólo así de ésta manera se puede hablar de independencia, con el cambio del pasado modelo que otrora representaba el Reino de España, y poder así convertir la nación en los estándares de un Estado moderno y desarrollado como los que merece nuestra nación.

En palabras del Profesor Alberto Mansueti un federalismo con las 5 reformas de un Estado Moderno

(1)Política: regreso del Estado a sus funciones propias, de seguridad, justicia, y obras públicas de infraestructura, con drástica reducción de poderes y recursos, y en consecuencia de la burocracia y el gasto. Federalismo y autonomía municipal. Privatización de los partidos, para devolverlos a sus afiliados y simpatizantes, sin dinero “público”, ni intromisión de las autoridades electorales.

(2) Economía: un solo impuesto plano, puede ser indirecto, que llamamos “de las tres U”, o sea único, uniforme y universal. Retorno a la base metálica para la moneda; y a una banca solvente, con crédito anclado firmemente en reservas y depósitos. Privatización de activos y empresas estatales, con des-reglamentación en minería y energía, agricultura, industria, comercio, transporte y servicios.

(3) Educación: desestatización de la enseñanza, con libre competencia, y consiguiente diversificación y enriquecimiento de la oferta docente. Abolición de los ministerios y burocracias. Y en el sector hoy estatal, entrega de los institutos a sus maestros y profesores, como dación en pago por obligaciones pendientes. “Vouchers” para educandos necesitados, con carácter transitorio, hasta que puedan salir de la pobreza, gracias a las dos primeras reformas, para ese fin. Los bonos son reembolsables en dinero a las entidades educativas libremente escogidas por sus beneficiarios.

(4) Atención Médica: desestatización del ejercicio médico, tal como en la educación, y con sus bonos para los pacientes necesitados, con carácter transitorio.

(5) Jubilaciones y Pensiones: desestatización de las entidades previsionales y aseguradoras, como en los dos casos anteriores, con sus bonos para comprar pólizas en las Cajas Administradoras de Fondos.

# ¿Gradualismo sectorial o territorial?

La transición al capitalismo se puede hacer o no gradualmente; y el gradualismo puede ser sectorial o territorial. Es sectorial cuando se escoge un sector, por ej. servicios, telecomunicaciones, o energía, y se procede a privatizar y desregular ese sector, dejando lo demás para “el futuro”.

 

Así se hizo en los años ’90 en América latina, y en ciertos países del ex Bloque soviético; pero “el futuro” nunca llegó, y la gente tuvo que soportar los altos costos de una transición incompleta y harto deficiente. Las izquierdas se aprovecharon para regresar al poder; y “recargados” con el marxismo cultural. Las parciales y tímidas reformas no tardaron en ser revertidas.

No funcionó, porque las libertades en los distintos sectores de la vida económica y social son más que complementarias: son indivisibles e inseparables. Por eso Deng Xiao Ping siguió la vía del gradualismo territorial: aperturas multi-sectoriales, pero en zonas especiales, con denominaciones algo similares. Pero no son meras maquiladoras, como se quiere hacer creer en América latina.

Y funcionó; porque lo que sí se puede dividir es capitalismo y socialismo, y asignar territorios separados a cada uno. Es recomendable para contrastar opuestos resultados, y convencer así a los renuentes, a los indecisos, y a los indiferentes.

# “Zonas Económicas Especiales” (SEZ) y otros eufemismos

En China hay varias SEZs, ciudades y otras zonas costeras “abiertas” progresivamente, y las “regiones administrativas autónomas”, primeramente en Shenzhen, Zhuhai y Shantou, provincia de Guangdong; y en Xiamen, provincia de Fujian. En agosto de 1980, se aprobó el «Reglamento para la SEZ de la Provincia de Guangdong», y se designó a Shenzhen como SEZ.

En 1984 se abrieron 14 ciudades costeras: Dalian, Qinhuangdao, Tianjin, Yantai, Qingdao, Lianyungang, Nantong, Shanghai, Ningbo, Wenzhou, Fuzhou, Guangzhou, Zhanjiang y Beihai. Desde 1988, la apertura se ha extendido a ciertas áreas fronterizas, otras a lo largo del río Yangtze, y aún a regiones más interiores. En 1988 se hizo de la isla de Hainan la mayor SEZ de China continental, y se ampliaron las libertades y los territorios en las otras cuatro.

Luego las zonas abiertas se extendieron en un cinturón por el delta del río Yangtze, Delta del Río Perla, Triángulo Xiamen-Zhangzhou-Quanzhou en el sur de Fujian, península de Shandong, Península Liaodong, Hebei y Guangxi. En 1990 se abrió la nueva zona de Pudong en Shanghai, y otras ciudades del valle del río Yangtze, con la nueva zona de Shanghai Pudong como su «cabeza de dragón».

Y desde 1992 se han abierto más ciudades fronterizas, y casi todas las capitales de provincia. En ciudades grandes y medianas ya hay 15 “Zonas de Libre Comercio”; hay 32 “áreas de desarrollo económico-tecnológico”; y hay 53 “zonas de desarrollo industrial y alta tecnología”.

Todos estos nombres son eufemismos que los comunistas inventan para disimular la realidad, que es el capitalismo, porque si lo dicen abiertamente, se pondrían a sí mismo en entredicho; eso es todo.

# Los 3 federalismos

 

Nuestros candidatos a elecciones regionales, suscriben un formal y solemne Pacto para promover el federalismo en sus tres versiones históricas, que hoy no existen, o son letra muerta:

(1) “Autonomía” o federalismo legal: recuperar las entidades federales su capacidad para darse leyes propias en actividades económicas, laborales, educativas, o procedimientos judiciales en tribunales. Y para no aplicar leyes nacionales en su jurisdicción, en base a fundadas razones; en países anglosajones esto se llama “derecho de nulificación”. En la vieja tradición hispana, se llamaba “pase foral”, derecho de la autoridad local para dar “pase” a una ley o decreto procedente de la capital, o negarlo, con aquel célebre “se acata, pero no se cumple”.

(2) “Autarquía” o federalismo funcional: recuperar las entidades federales su capacidad para darse gobierno en las tres funciones estatales de seguridad, justicia, e infraestructura física, en carácter de primera instancia, a nivel local. Y para escoger a sus propias autoridades legislativas, ejecutivas y judiciales. ¿Existe hoy esa capacidad? Sí, en el papel, pero muy retaceada: las competencias han sido severamente reducidas, en provecho del Gobierno nacional, llamado “central”, lo que es muy indicativo del centralismo imperante.

Esto no es novedad. No es un invento “teórico” de los “liberales a ultranza”; lo había en la España de las tres culturas, en los cantones suizos, en Holanda y las otras “Provincias Unidas” de los Países Bajos, y en EE.UU. cuando la Independencia. ¡Y funcionaba! Algunos resabios o recuerdos de estas instituciones quedan todavía, aunque muy disminuidas, incluso en países socialistas como Canadá.

(3) Federalismo fiscal: el impuesto único y plano de las tres “U”, en vez de todos los actuales. Para sostener financieramente las tres funciones genuinamente públicas, en los tres niveles de Gobierno. Cobrado por los municipios, y ellos acordarán con los gobiernos regionales, y con el gobierno nacional, sus participaciones en lo recaudado, según los servicios en cada nivel, y las respectivas facultades, responsabilidades y competencias.

# Las 8 propuestas municipales

Sólo el Congreso nacional puede derogar las leyes malas, y sólo el Ejecutivo nacional impulsar las reformas para un Gobierno “civil” o político racional, justo, honesto, imparcial, eficiente, económico, y respetuoso de todas las libertades. Sin embargo, desde los Municipios es posible hacer algo, y hacer presión, con fuerza y eficacia, para la derogación de las Leyes Malas y el impulso a las reformas.

En primer término, así como en el orden nacional de entrada hay que derogar las leyes malas, en el orden municipal se puede comenzar derogando las ordenanzas malas, de contenido irracional. Y en algunos casos se les puede “racionalizar”, con enmiendas o derogaciones sólo parciales. Igualmente pueden reducirse impuestos exagerados, multas caprichosas, y otros arbitrarios costos que se les cargan a la gente y a las empresas en las ciudades.

# Las 5 soluciones

Son medidas para resolver problemas vistos como urgentes según las encuestas, y que pueden tomarse a corto plazo, en cinco áreas claves de la vida municipal.

(1) Vivienda y construcción. Construir, ampliar o reformar una vivienda hoy en día es imposible en muchos casos, y en otros implica un largo y costoso calvario burocrático. Eso puede y debe cambiar.

(2) Negocios formales, centros educativos y médicos, consultorios y oficinas profesionales. Hay muchos reglamentos y normativas para empresas y tiendas, comercios, escuelas y clínicas, estudios jurídicos, de contadores o arquitectos, que no se justifican, y otras que se deben revisar y modificar, rebajando considerablemente los costos implicados.

(3) Comercio informal y ventas ambulantes. La justicia y la policía son inaccesibles hoy día para los pequeños emprendedores, así el valor de la legalidad disminuye; y por otro lado, sus costos aumentan a diario. Por eso esta paradoja: la actividad económica más visible, la que se mira por las calles y avenidas, es clandestina. Y a veces criminalizada. Esto también puede y debe cambiar.

(4) Transporte público. Las licencias para autobuses y taxis, así como reglamentos, impuestos, tasas y multas, en muchos casos pueden y deben ser flexibilizadas, en beneficio de transportistas y usuarios.

(5) Tránsito vehicular y peatonal. El desorden de ahora tiene que dar paso al orden; y eso es posible racionalizando, clarificando y simplificando la normativa existente.

En segundo término, hay otros tres elementos, pero no son tareas que se pueden hacer de inmediato, requieren algo más de tiempo.

# Los 3 servicios básicos

En el orden nacional, las Cinco Reformas ponen a los Gobiernos a cargo de sus tres funciones propias, seguridad, justicia e infraestructura física; pero en el orden municipal también se pueden establecer, corregir o componer esas mismas tres funciones.

(1) Seguridad. Las policías y fuerzas de vigilancia y seguridad pueden y deben ser expurgadas de elementos indeseables, profesionalizadas, equipadas y entrenadas, así como los bomberos.

(2) Justicia. La “justicia de paz”, o “de equidad”, de carácter conciliatorio, centrada en la víctima, y en la debida restitución o compensación por el daño, tiene su ámbito propio en el orden municipal.

(3) Y por fin la infraestructura, como marco general de todo lo anterior: trazado y construcción de nuevas calles y avenidas, ordenamiento territorial, pavimentación, señalización, dotación y mejoras en energía y agua potable, así como en aguas servidas y alcantarillado, el aseo urbano y los residuos, los espacios públicos, arborización, parques y paseos, etc. Mucho puede y debe hacerse, comenzando por las auditorías y controles, a fin de prevenir y castigar la corrupción en licitaciones y contratos.

China sigue avanzando hacia el capitalismo, como otros países y regiones en Asia: Taiwan, Hong-Kong, Corea del Sur y Singapur. En el pasado, los “milagros económicos” de Italia, Alemania y Japón, tras la Segunda Guerra Mundial, se lograron con el capitalismo; e igualmente la recuperación de Inglaterra, EE.UU. y Suecia, cuando Margareth Thacher, Ronald Reagan y Karl Bildt.

El capitalismo no es un ideal “inalcanzable”, como a veces se dice del socialismo. El socialismo es perfectamente alcanzable: se puede poner todo el capital de la economía en manos del Gobierno nacional; eso en la práctica es un “capitalismo de Estado” y se puede hacer. Así se puede igualar a todo el mundo hacia abajo excepto la Nomenklatura. Eso se ha hecho muchas veces, como en Cuba, Corea del Norte y Zimbabwe, y se hace en Venezuela. Y también se puede imponer a martillazos la “política correcta” dictada por el marxismo cultural, como en Europa Occidental, EE.UU. y Canadá.

Pero no es un “ideal”. Ideal es el capitalismo liberal, ya no tan “desconocido”. Y se puede alcanzar.
DC / Albert Geovo / Abogado, Maestrando Ciencias Políticas / albertgeovo@gmail.com @aegeovo

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