Hablando claro: dejemonos de pendejadas, por José Pons B. (@ascenso_social)

El origen de la palabra diálogo (dialŏgus) hace referencia a un trueque de palabras entre individuos que expresan ideas para intercambiar posturas, en ese sentido, un diálogo es también una discusión con el propósito de lograr un acuerdo. En el marco de un proceso como son los “Diálogos de o para, la convivencia en Paz» caso venezolano por los que atravesamos sin poder lograr dejar atrás un historial de violencia que desde su origen ha sido producido por parte de la revolución del siglo XXI y todo el complejo mundo de intereses que existen por parte del gobierno.

 

Por otra lado, las partes que componen tales dialogo en Venezuela, carecen de representatividad y donde los bloques y grupos de resistencia naturales de la sociedad, proceden con la furia y el rechazo de no lograr participar en este, teniendo el derecho constitucional y la razón lógica que acompaña su presencia. Concebir una representación de los derechos de los venezolanos por la MUD, en el caso de parte de la oposición, es incomprensible para la disidencia y por el PSUV, sin el Gran Polo Patriótico, menos.

 

Evidentemente soplan vientos de incertidumbre, como también, momentos de confrontación y duros enfrentamientos, donde la Paz y la Reconciliación no lograran el asidero suficiente para estabilizar la nación. El diálogo tal cual como está planteado, es de sordos y evidencia dramáticamente dos fuerzas que se oponen anulándose de por sí y  entre sí; sin lograr ir a ningún lugar.

 

Diríamos por cortesía y no ahondar más en temas que nos distraigan, que la Iglesia cuya presencia no se debate ni se pone duda; la ausencia evidente de representatividad en la mesa de diálogo, es y ha sido presa fácil, para no lograr su consolidación. Dialogar, negociar, plantear objetiva y verazmente sin sobreponer intereses particulares es imposible en manos de las políticas caribeñas que como «marionetero» utilizan dicha mesa, para no lograr los acuerdos básicos de cambios en el País.

 

Los cuatro jinetes del apocalipsis en la MUD conducen al país al desasosiego y la duda, el gobierno da larga a la penuria del ciudadano, presurosos logran  darle más fuerza a esta situación con mas medidas cubano-comunistas. Esta es la realidad a la que el país ya se ha cansando, y donde los grupos de resistencia cambiando de estrategias van dando forma al salto de talanquera sobre los partidos políticos existentes. Grupos de presión se suman a la fuerza social y así, se consolida el futuro político y democrático en Venezuela.

 

Estos son los momentos de una unidad sin candidaturas, sin personalismos y menos presidencialismos, buscando un norte hacia una Venezuela cuya base sea un Estado facilitador y donde ciudadanos, exitosos, prósperos, y respaldados por un estado que asegure su vuelta a los ciudadanos, a sus familias y las comunidades a una vida digna. Luchemos por un norte claro y una visión compartida por todos los colores. (Estado Psicosocial Latinoamericano)

 

DC / Dr. José Ernesto Pons / @ascenso_social / Movimiento de Ascenso Social.

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