Los efectos del estrés en el cuerpo

En la antigüedad, las hormonas y los neurotransmisores se disparaban para alejarnos de situaciones amenazantes. “Hoy día, no nos enfrentamos a tantas situaciones de urgencia en las que literalmente tengamos que correr por nuestras vidas”, dice Sally Winston, codirectora del Instituto de Ansiedad y Estrés de Maryland.

– EL SÍNTOMA: UÑAS FRÁGILES
No es sólo una demostración de los nervios; el estrés puede ocasionar debilidad en tus uñas, y grandes sucesos (como un divorcio o una muerte en la familia) pueden hacer que aparezcan concavidades en tus uñas, dice la dermatóloga Whitney Bowe.
Cuando estás emocionalmente afectada, tu cuerpo las descuida para enfocarse en los órganos más importantes.
LA SOLUCIÓN
Una dieta rica en proteínas (carnes magras, pescado, huevos, lácteos, lentejas) es crucial para tenerlas fuertes, dice la doctora Bowe.
También puedes fortalecerlas comiendo ácidos Omega 3 y vitamina B, ambos se encuentran en el salmón, el aguacate y las nueces.
Para tener fuerza adicional, pregúntale a tu doctor acerca de Gendaur, un barniz para uñas que necesita prescripción. Para prevenir que se pelen o se rompan unta un aceite de almendra o de girasoles en tus cutículas por la noche para crear un escudo protector.

– EL SÍNTOMA: UN RESFRIADO QUE NO DESAPARECE
No puedes imaginarlo, pero hay personas que siempre se enferman antes de un gran evento. Las investigaciones de la Universidad Carnegie Mellon revelaron que estar estresada puede duplicar tus probabilidades de contraer un resfriado.
Cuando te encuentras bajo tensión, tu cuerpo libera cortisol, que interactúa con las células blancas (las que controlan tu sistema inmune). Si se ven afectadas no puedes combatir una infección, dice el doctor Daniel Allan.
LA SOLUCIÓN
Los medicamentos, como los antihistamínicos, pueden calmar los síntomas, pero un resfriado es un virus, lo que significa que no hay nada que lo haga detener su curso. Dormir horas extra (procura que sean al menos siete) puede mejorar tu sistema inmune, dice el doctor Allan. La meditación también puede hacerlo.
Una investigación del Annals of Family Medicine reveló que la práctica puede reducir la severidad y la duración de una infección respiratoria en 60 y 43%, respectivamente. Descarga la app Headspace para aprender lo básico.

– EL SÍNTOMA: HORMIGUEO
Durante los momentos más estresantes (como hacer tu examen del Ceneval o dar un discurso) es común hiperventilarte, ya sea muy lento o rápido. Mientras sucede, el cuerpo libera mucho dióxido de carbono, lo que cambia el pH de tu cuerpo. El resultado: hormigueo en tus manos, pies o, incluso, alrededor de tu boca.
LA SOLUCIÓN
El incremento de CO2 reduce el oxígeno. Mantener la respiración puede ayudarte (que no sean más de 10 segundos), y exhala a través de una sola fosa nasal.

– EL SÍNTOMA: UN ESTÓMAGO SENSIBLE
Nuestros cerebros y estómagos están conectados por un camino de neuronas y hormonas llamado eje cerebro-intestino. Las emociones intensas pueden activar los neurotransmisores en el tracto gastrointestinal que hace que el intestino se contraiga vigorosamente (ocasionando diarrea) o que se detenga (que resulta en estreñimiento). El estrés también puede acelerar tu corazón, ocasionando que los ácidos de tu estómago se regresen por el esófago.
LA SOLUCIÓN
Primero, evita la comida condimentada. Y antes del evento procura ir al gimnasio. Las endorfinas del ejercicio pueden relajar tu estómago, dice la gastroenteróloga Roshini Raj.
Si el estrés ya se adueñó de tus entrañas, un antidiarreico o una pastilla para calmar el ritmo cardiaco pueden ser de gran ayuda.
Para los problemas frecuentes, los doctores recomiendan antidepresivos (por esa rara conexión entre tu cerebro y tu intestino) o bacteria probiótica.

– EL SÍNTOMA: MÚSCULOS TENSOS O ADOLORIDOS
“Cuando el cuerpo siente peligro, los músculos se tensan”, dice Winston. Ese reflejo puede ocasionar contracturas en tu cuello, hombros o espalda. Además, el estrés consume energía, afectando tu postura y poniendo más presión en tus articulaciones.
LA SOLUCIÓN
Los estiramientos pueden liberar tensión. Intenta poner tus manos detrás de tu cabeza para abrir tu pecho, girando a los costados con el objetivo de liberar los músculos de la espalda. Y siéntate derecha.
Cuando los investigadores de la Universidad de Auckland les pidieron a los participantes que cumplieran con una actividad estresante, los que tenían una postura correcta reportaron un mejor estado de ánimo que aquellos encorvados. Como siempre, mamá tenía razón.

DC|Cosmopolitan

 

 

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