Un país llamado Táchira, por José Pons B. (@joseponsb)

De nuestra última visita realizada a esta región andina, hoy, se ve manejada como un feudo cuyo “dueño” la trata con el terror, la persecución, el hambre y la injusticia en todos los órdenes. Un hombre impuesto por una circunstancia penosa para el liderazgo regional, se convierte en el “elemento perturbador” de la vida de los ciudadanos, las familias y la sociedad en las tierras de la cordialidad y la cortesía tradicional venezolana.

 

El manejo unidireccional de este funcionario, desdibujado de la constitución, logra darle un sentido claro en la utilización del poder para sus propios fines. Dándole así, el toque “Corlionesi” o “Cosa Nostra” e imponiendo un sistema casi dictatorial y pretoriano en el manejo de la región y proporcionando en ello, la muerte, el destierro, la destrucción de familias, bienes y empresas que no sean propiedad de esta mafia de un solo nombre.

 

Los precios y la inflación quedan en un cuento de nunca terminar, ante la especulación artificial que es manejada desde los más altos niveles de poder. La mafia de este feudo controla el paso de alimentos de Colombia por los caminos verdes, custodiados por el oliva de los enchufados y participes del festín; luego, el control  y la venta a precios inflados por más del 500% y las constantes expropiaciones de otros rubros son las características propias de una dictadura de la mafia que se oficializa y se expande.

 

El extremo llega a tal sentido, que la privatización de Protección Civil, queda evidenciada en una serie de precios por servicios que son tradicionalmente gratuitos por Ley,  donde la población sin el derecho de reclamar entienden que la cercanía a la muerte es sellada por esta acción. El desabastecimiento es tal, que es utilizada por el “padrino” para traer de Colombia y venderlas con un sobreprecio de 500% y 800%. Lo que obliga que desde los pasajes, bienes y servicios a nivel de todas las áreas de la vida tachirense logren topes inflacionarios indescriptibles para la existencia humana.

 

El Planeta Táchira, cuyo señor feudal, no tiene límite ni compón. Donde la justicia no existe y los tribunales le temen a las providencias de esta “monarquía” que logra afectar las más sencillas actuaciones judiciales que impliquen un beneficio a estos forajidos circunstanciales del Táchira. Es necesario revisar la historia y como la revolución de los Chacaros en 1890, que eran hombres capaces de “cortar el agua con machetes y meterla en canastos”; pusieron un punto final a estos dictadores en otras épocas. Seguramente sin la venia  del Presidente y otros miembros de la revolución bonita no aprobarían tales actuaciones.

 

Andan los tachirenses al garete, silenciados por una actuación ilegitima y cuya base es el poder de las armas, como el miedo. Se hacen de los días largos y tristes en la espera de unas elecciones regionales que logren sacarlos de tal suplicio. Ahora para rematar,  el canibalismo en pleno siglo XXI toca esta región con el caso de Politachira, donde Ministra y Gobernador, se sortean la responsabilidad de un hecho que pasara seguramente a la historia de la región. ¿Qué más puede pasar? para que se actué en esta tierra andina.

 

DC / Dr. José Pons B / Movimiento de Ascenso Social / @joseponsb

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