Terrorismo Político, por  Jesús Castillo Molleda (@castillomolleda) 

La política actual está enmarcada dentro de los parámetros del terrorismo político, y esto es comprobable al hecho de que no hay acceso a bienes y servicios, el país está en abandono, no existe libertad de medios de expresión ni de comunicación, existe castigo y represión para quienes intentan ejercer sus derechos de protesta o de exigir. Asimismo, se mantiene un chantaje a la sociedad por parte del gobierno y el partido oficialista para conseguir sus objetivos políticos, siendo el más resaltante el mantenerse en el poder.

Es inaudito que un país lleno de riquezas y valores sociales, los esté perdiendo por un gobierno que está empecinado en conseguir sus propósitos por encima de una sociedad, y más inexplicable es cómo la sociedad y líderes opositores parecen estar acostumbrados a éstas acciones. Sin embargo, hoy en día, quizás por las penurias y las limitaciones de alimentos, medicinas y servicios públicos que tienen los venezolanos, han empezado a dar cambios en la forma de pensar del pueblo, quien indignado empieza a decir no al soborno o chantaje del gobierno “si firmas o votas en contra de nosotros pierdes la beca, te quitamos la misión, pierdes el empleo, no tendrás bolsas CLAP, no habrá subsidios, no podrás comprar en Mercal ni PDVAL”.

Terrorista no es solo el que activa una bomba en donde mueren inocentes, terrorista es también quien obtiene dólares a bajo costo (dólar preferencial) y estimula el mercado paralelo, el que bachaquea, el especulador, el delincuente, el corrupto, el acaparador, el que envía por las redes sociales información que genera zozobra e incertidumbre que en la mayoría solo son rumores, así como los gobernantes y funcionarios públicos que no cumplen las obligaciones inherentes a su cargo, al igual que los partidos políticos que desde sus cogollos coartan el crecimiento del liderazgo alternativo. Terrorista es quien atenta en contra del bienestar social, político y económico de un Estado y quien soborna o chantajea para obtener poder.

En este momento, el exceso de poder centralizado en el ejecutivo elimina la autonomía de poderes generando crisis de institucionalidad de Estado, así como el poder que se ha centrado en el acceso de los alimentos de la cesta básica en los llamados CLAP, donde se juega con el hambre y la necesidad del pueblo. Y este tipo de acciones no es única del gobierno y el partido oficialista, sino que se ha hecho eco a los ciudadanos, a las empresas privadas, al atentar contra la calidad de vida de sus semejantes, poniendo a prueba la tolerancia, la dignidad y el respeto. Es menester rescatar la autonomía de poderes, las instituciones, pero también los valores éticos y morales en los ciudadanos, quienes se han pervertido, a tal punto de ver como una oportunidad revender a precios especulativos alimentos, medicinas, artículos de aseo personal, sin comprender que eso agudiza el problema y atenta contra el bienestar social. Basta de indolentes ante las necesidades del prójimo, pues el día de mañana pueden ser víctimas de otros indolentes que se comportan igual.

Para que el terrorismo político acabe, no solo debe existir un cambio de gobierno sino de la forma de hacer política, de la manera de gestionar los recursos públicos, de planificar y ejecutar las políticas públicas, pero aún más se debe transformar el Estado, los ciudadanos y el Gobierno, creando una cultura de emprendimiento, productividad, desarrollo y progreso, que saque a flote un país que padece las penurias provocadas desde el seno del gobierno y de los ciudadanos. No se debe seguir siendo cómplice de las malas acciones y costumbres, pues recibir dádivas es una posición mediocre y conformista que no representa el empuje de las sociedades contemporáneas y en desarrollo, por el contrario, es la máquina que sostiene el estancamiento, la pobreza y el flagelo de la corrupción en malos gobiernos. Como lo dijo Patrick J. Kennedy “Los terroristas intentan modificar nuestro comportamiento provocando miedo, incertidumbre y división en la sociedad”, no debemos dejarlos actuar, hay que frenar estas acciones.

 

DC / S.H. Jesús Castillo Molleda Profesor Universitario, Politólogo, emprendedor, Locutor /  jcastillo@fundacionzuliaproductivo.com @castillomolleda

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