Este problema de la piel podría detonar Parkinson

Los pacientes con rosácea no sólo deben de cuidar su piel y ojos, ahora también podrían estar en riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson, revela un estudio de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).

La rosácea es un trastorno crónico de la piel que provoca que la cara se torne de color rojo y tenga úlceras cutáneas. Afecta hasta 10% de las personas con tez clara», advierte Dr. Alexander Egeberg, autor del estudio.

Los investigadores encontraron un vínculo entre la rosácea y la enfermedad de Parkinson debido a una enzima (metaloproteinasa) presente en ambos padecimientos que rompe tejidos de piel y causa daños neurodegenerativos.

El estudio reveló que los pacientes con rosácea disminuyeron el riesgo de presentar Parkinson cuando les administraron medicamentos contra este trastorno de la piel.

Datos del National Rosacea Society revelan que la padecen 40 millones de personas en el mundo y un millón de mexicanos.

Su afección va más allá del aspecto rojizo de la piel pues también afecta la autoestima, esto se debe a los cambios en el rostro, la sensación de comezón y ardor que derivan en una disminución de la calidad de vida.

Lo natural, el aliado perfecto

El tratamiento se basa en la ingesta de antibióticos y la aplicación de cremas en la zona afectada; sin embargo, también existen algunos remedios naturales que auxilian en su recuperación.

Manzanilla. Ayuda a reducir la inflamación y las infecciones cutáneas. Remjoja una mota de algodón con esta infusión por las zonas afectadas.

Té verde. Hidrata la piel y reduce la inflamación. Bebe tres tazas al día de esta tisana, 20 minutos después de haber comido.

Vinagre de manzana. Su acción astringente es ideal para calmar la irritación. Se recomienda aplicarlo diluido con un poco de agua por las noches para que el efecto sea más rápido.

Aceite de oliva. Contiene propiedades astringentes y antibacterianas, que hidratan la piel. Te ayudará a calmar las rojeces, si aplicas un par de gotas en el área afectada.

Aunque la enfermedad no se cura, se puede controlar y si se trata en fases tempranas, los resultados son más eficaces. Recuerda consultar a un dermatólgo ante cualquier cambio en tu piel.

DC | Salud 180

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