Insectos y carne de laboratorio: la dieta europea se adapta a nuevos tiempos

Insectos y filetes de laboratorio formarán parte próximamente de la oferta gastronómica europea, tras la luz verde de los Veintiocho a la comercialización de «nuevos alimentos», que pretenden responder a una demanda creciente e impulsar la innovación en el sector agroalimentario.

Esta novedosa gastronomía, que incluirá asimismo los productos con nanomateriales o los obtenidos a partir de microorganismos, hongos o algas, se regulará a través de nuevas normas, aprobadas por la Unión Europea (UE) esta semana.

En adelante se facilitará la comercialización en los Veintiocho de los insectos, que podrán acceder al mercado europeo cuando se acredite su uso seguro y extendido entre la población de un país tercero, durante un mínimo de 25 años.

Hasta la fecha, el uso de insectos en la alimentación no se regula de manera clara en la Unión.

La mayoría de Estados miembros lo prohíbe, aunque algunos son más tolerantes que otros, como por ejemplo el Reino Unido, donde se venden gusanos de harina, grillos o saltamontes, o Bélgica, donde desde septiembre de 2014 se autoriza la comercialización de una decena de invertebrados.

En Bélgica y Holanda hay dos grandes superficies que venden hamburguesas, «nuggets» y otros productos a base de insectos.

En el caso belga, se trata de la cadena de supermercados Delhaize, una de las mayores del país, donde desde octubre de 2014 se puede encontrar hamburguesas a base de gusanos búfalo y patés con insectos.

La acogida del público a estos nuevos productos, según explicó a Efe el portavoz de Delhaize, Roel Dekelver, no ha sido de momento demasiado entusiasta.

«No podemos decir que se trate de un verdadero éxito. Pensamos que es un poco pronto para la mayoría de los consumidores», indicó Dekelver.

Otros ejemplos de «nuevos alimentos» son los producidos a partir de tejidos de animales o plantas.

El profesor Marc Post, de la Universidad de Maastritch (Holanda) creador de la primera hamburguesa de ternera a partir de células madre, explicó a Efe que este sistema de producción de carne es mucho más eficiente que las actuales explotaciones ganaderas.

En particular, señaló, «requiere menos recursos, como piensos, terreno, agua y energía, y a la vez emite menos gases de efecto invernadero e implica una cría y un sacrificio menos intensivos».

Según Post, a partir de unas pocas células de vaca se pueden producir diez toneladas de carne.

El profesor confió en que la nueva legislación extienda en los próximos años los alimentos producidos a partir de células animales, aunque precisó que «todavía hace falta ampliar la producción» en ese ámbito, «por lo que es posible que pasen tres o cuatro años sin que se vea en el mercado ternera cultivada».

Señaló asimismo que cree los consumidores «aceptarán mejor» la carne producida de manera artificial que por ejemplo los Organismos Genéticamente Modificados, precisamente «por sus beneficios» a nivel de sostenibilidad, y porque se han llevado a cabo estudios que así lo sugieren.

Por último, los alimentos derivados de animales clonados también se regularán provisionalmente con estas nuevas normas, hasta que entre en vigor una legislación específica, actualmente en discusión en el Parlamento Europeo y el Consejo, es decir los países de la UE.

La industria alimentaria europea, representada por FoodDrinkEurope, se ha mostrado a favor de la nueva legislación, con la excepción de la Asociación de Industrias de Nanotecnología, que considera que algunas de las exigencias en el ámbito que le afecta son imposibles de llevar a cabo.

Por su parte, la Organización Europea de Consumidores, BEUC, valora que vaya a existir un procedimiento de autorización centralizado en la UE, pero lamenta que la Autoridad Europea para la Salud Alimentaria no vaya a llevar a cabo evaluaciones sanitarias de manera sistemática, sino solo si la Comisión Europea así lo pide.

La nueva normativa, que se espera sea adoptada formalmente en un Consejo de ministros de Agricultura el próximo lunes, tiene por objetivo adaptar a los nuevos tiempos la legislación actual, de 1997.

Entre otros cambios, se pasará de un procedimiento iniciado a nivel nacional a otro centralizado a nivel europeo y se acortará el procedimiento para la autorización, actualmente de 3 años, a 18 meses.

Entre 1997 y 2014 se han presentado unas 170 solicitudes de autorización de nuevos alimentos, de las que se han aprobado alrededor de 90, entre las que figuran la proteína de soja o el aceite de semilla de cilantro.

DC|EFE

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