¿Y si tuviera 5 kilos menos?

Cuando se sube a la caminadora coloca en el DVD una serie que le guste, una estrategia que le funciona para mantenerse sobre el aparato, al menos, por 45 minutos o un poco más. En Instagram persigue a los gurús de la comida saludable o a los nuevos coachs del entrenamiento físico porque desde que recuerda tiene la fijación impostergable de bajar cinco kilos y perder una talla de ropa.

«Bueno, yo no me veo gorda en la vida real, así en persona; pero en televisión sí parezco cachetona y la gente lo percibe, se da cuenta y lo comenta», confiesa una relajada Mariángel Ruiz sin nada de maquillaje. Lleva jeansdesteñidos y ajustados, una blusa estampada suelta, zapatos deportivos con la cara de Mickey y el cabello al natural.

En efecto, Mariángel luce delgada. Es alta, mide 1,76 y pesa 66 kilos. Llegar a 62 la haría muy feliz. En 60 ya ha estado, pero se ve demasiado flaca, así que el destino siempre la lleva a la misma cifra de cuatro o cinco kilos menos que ha sido siempre su meta desde antes de entrar al Miss Venezuela, certamen que ganó en 2002. En 2003 quedó de primera finalista en Miss Universo.

«Yo no soy floja y me gusta comer sano, pero no tengo constancia para mantenerme en un programa de ejercicios», confiesa sin reparos la animadora y también actriz, oriunda de San Juan de Los Morros.

Esa idea de imaginar a todos los que provienen del Miss Venezuela, y que luego se mantienen en el mundo de la televisión, como gente adicta a los ejercicios y que solo come lechuga, piña y atún, se desvanece por completo con una sosegada Mariángel Ruiz.

«¿Que si yo hago deportes extremos? Para nada. Yo hago muy poco ejercicio. No tengo constancia», repite con la misma sonrisa de siempre, esa que le pone los ojos más achinados y chiquitos.

Ni siquiera en su paso por Miss Venezuela Mariángel se sometió a una rutina estricta y extenuante. Hacía ejercicio, pero no más de la cuenta y comía balanceado y sano, pero sin pasar hambre. Evita las frituras y la comida grasosa, pero no puede deshacerse de las harinas y los dulces a los que se entrega, algunas tardes de cada semana, incluso cuando está en pleno proceso de grabación del programa especial, previo al concurso, La magia de ser miss.

Tampoco la alteró la proximidad de la sexagésima tercera edición del certamen de Miss Venezuela que se celebró el 8 de octubre y que ella animó junto a Leonardo Villalobos. «Yo sé que la pantalla de televisión te hace ver más gorda, no me acuerdo con cuántos kilos de más te ves. Y a veces en las reseñas que veo en las redes o en los periódicos me dicen que estoy cachetona o rellenita. En la pantalla no me veo como quisiera verme, pero la verdad es que mientras más vivo menos me estreso por los kilos de más o la apariencia», señala absolutamente relajada la animadora.

Con la misma naturalidad confiesa que no han sido pocas las veces que se ha inscrito en un gimnasio que luego abandona, apenas surge un compromiso a mitad de semana que le impide ejercitarse. «Allí está el problema. Que si debo decidir entre una reunión y el gimnasio, opto por la reunión y no voy a entrenarme y después de que he faltado a tres clases seguidas entonces lo dejo hasta que vuelva a motivarme».

Mientras recupera la inspiración, Mariángel rastrea Instagram de arriba abajo y se fija, sobre todo, en los motivadores que dan ideas de cómo ejercitarse, que aconsejan hacer yoga, que recomiendan comer sano. Así se entretiene un buen rato pensando en cómo se vería y cómo sería si tuviera cinco kilos menos.

«Mi fijación son esos cinco kilos. Afortunadamente, yo como a la plancha o al vapor, me encantan los vegetales y tengo mucha suerte porque conservo pantalones y ropa, en general, que me ponía hace 10 o 15 años y es la muestra de que no he engordado a lo largo de este tiempo, pero siempre quiero verme con cinco kilos menos», insiste.

DC|Estampas

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