Diferencias entre el primer embarazo y el segundo

Hay un chiste que circula por internet que dice:  «El primer hijo come tierra y los padres llaman al médico. El segundo hijo come tierra y los padres le limpian la boca. El tercer hijo come tierra y los papás se preguntan si cuenta como almuerzo». Un tanto exagerado, claro está, pero sirve para ejemplificar nuestro comportamiento cuando somos primerizos y posteriormente. Y aunque el nuevo bebé todavía no ha llegado a mi vida y no estoy segura cómo será esta vez, si he notado ciertas diferencias entre la preparación ante la llegada de Alana, mi niña de tres años y su hermanito.

Practico yoga con un grupo de embarazadas de las cuales la mayoría son primerizas y el otro día  casi «pegan un grito» de horror cuando supieron que a mis casi nueve meses no tengo nada listo; ni el cuarto, ni la ropa, ni los recuerditos para los visitantes, ni la maleta para llevar a la clínica. Sólo les dije: «Ya verán cuando tengan el segundo».  Supongo que todo será distinto una vez que nazca, pero por ahora puedo compartir cinco diferencias entre el primer y segundo embarazo:

1 Hay menos tiempo para disfrutar de la barriga. Esto no quiere decir, por supuesto, que no queramos al nuevo bebé pero recuerdo que con mi hija, pasaba horas hablándole a la barriga, leyéndole, cantándole, poniéndole música. Ahora que además de mi embarazo debo cuidar a una niña de tres años sólo «me conecto» con el bebé en yoga, dos veces a la semana, o cada noche cuando me ducho.

2 Sabes que necesitas muchas menos artículos de los que comprarás. Cuándo me preguntan si tengo «todo» listo me da curiosidad a qué se refieren pues después de haber tenido a la primera siento que lo único que un bebé verdaderamente necesita es una madre amorosa y dispuesta; el resto se resuelve en el camino.

3 Te enfocas en lo que es realmente importante. Recuerdo que con Alana tenía una muda de ropa al estilo princesa con suetercito tejido, camisa de «faralados» y faldón para cada día en la clínica. Esta vez he decidido enfocarme más bien en cómo será el nacimiento de este nuevo bebé que en lo que quiero que luzca.

4 Tomas muchas menos fotos del embarazo. Esta es quizás de la única diferencia de la que tal vez me arrepiento, pues se que estos momentos no volverán. Sin embargo, mi foco está más en intentar sobrevivir al cansancio de un día «común y corriente» que a inmortalizar esta etapa.

5 Ni siquiera sabes si tendrás baby shower. Aunque escribí sobre esto recientemente, lo cierto es que falta más o menos un mes para que llegue el nuevo bebé y todavía no he tenido uno. No sé si al final terminaré haciendo una merienda pequeña con mi familia más cercana pero tampoco me quita el sueño.

DC\Estampas

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