IGNACIO MARTÍNEZ «La influencia de la energía en el poder: desde Heráclito de Éfeso hasta Nicolás Maduro»

Mariano José Larra clasificaba a los hombres en tres grupos: el hombre-patata, muy pegados a la tierra; el hombre-líquido, informe como un reguero de alcantarilla; y el hombre-globo, con la cabeza llena de ideas que le hacen sobrevolar el mundo. El ingeniero Ignacio Martínez Sanchez sería uno de los últimos, un bien escaso en estos tiempos. El experto español en energías renovables lleva cerca de veinte años analizando los sistemas con los que logramos que las ciudades nunca duerman. Se define como “creyente de la Energía” en todos sus ámbitos, el más mundano y el espiritual. Y le “apasiona entenderla, medirla y conseguirla”. Aunque asegura que destacar su importancia no es “ninguna novedad” y que “los griegos ya la estudiaban como philosofia de vida”, lo cierto es que “el mal uso que se está haciendo de ella nos ha llevado a una situación potencialmente extrema”. Y, sin considerarse agorero, habla del “riesgo de no sobrevivir a este siglo” si se continua con el ritmo desordenado de consumo actual.

¿Si pudiéramos medir la energía del mundo como si fuera un ser humano, en qué niveles se encontraría?

El mundo ha alcanzando unos niveles de consumo preocupantes. Todos los investigadores coinciden en que se ha llegando a un extremo de consumo insostenible y se están alcanzando limites de recursos naturales debido a un exceso demográfico. Y no sólo hablo de petróleo, también me refiero al agua y a los alimentos. Muchos de los conflictos entre países se producen precisamente por esta escasez. Si unos viven mejor es a costa de que otros están peor. No es ningún misterio. Creo que existen formas de organizar la distribución de la riqueza mucho más eficientes. Recurrir al “sálvese quien pueda” sin pensar en que lo que le ocurre al vecino no te va a afectar a ti es un error. Ahora hay dos problemas graves y es necesario que hasta la última persona en el mundo los entienda sin excepciones; 1) la contaminación creada por el ser humano está propiciando un cambio climático, y 2) el modelo de consumo energético actual es insostenible y está llevando a los límites de los recursos energéticos disponibles.

Sólo en petróleo y esto es siempre discutible existen entre 1.5 y 3 trillones (anglosajones) de barriles (bbl), depende de si contamos futuras reservas y oil sands, que ya es una asunción bastante peligrosa de hacer. Al ritmo de consumo de 83m bbl al día y si hacemos números a escala global esto puede durar entre 50 y 100 años. Esto si la población aumenta sería menos. La pregunta es: cuando a ciertos países se les acaben las reservas, ¿qué va a pasar? La historia está plagada de momentos así y sabemos lo que pasaría, y no se va a esperar al año 50 para hacerlo.

¿Hay algún atisbo de solución?

Lo veo mal. Creo que en el futuro la energía va a convertirse en una cuestión de seguridad nacional, de paz mundial. En muchos países ni siquiera existe un ministerio de Energía, sin embargo lo hay de Turismo o Vivienda. Necesitamos cambiar de esquema y entender cuál es la importancia de este elemento en nuestras vidas si queremos sobrevivir a este siglo.

¿No tiene miedo de que le tilden de agorero?

Me da igual lo que piensen de mí. No soy el único que denuncia esta situación. Muchos de los gobiernos lo saben, pero juegan a estrategias cortoplacistas. No es ningún secreto. Puede demostrarse. Lo bueno de las estadísticas es que son medibles, todo lo demás es marketing y propaganda.

¿Qué otras voces como usted se alzan para alertar de la crisis?

En los últimos veinte años ha cambiado bastante y ahora hay más gente relevante alertando del problema. Desde el Nicholas Stern, Al Gore, Jeremy Rifkin, Ban Ki Moon, Joseph Stiglitz, Ray Kurzweil hasta la ultima moda de Hollywood donde todo actor que se precie se promociona como “green’’.

Por suerte el público está más informado que antes, tristemente porque cada vez hay más científicos mediáticos que compiten en la tele con el fútbol o el ‘’X factor’’ de turno. Lo que algunos consideran Pop Science está ayudando a concienciar y alertar a un público cada vez más circense. Personas como Punset, Michio Kaku o Neil deGrasse Tyson han hecho una gran labor mediática. Pero lo más lamentable es tener que estar defendiendo todavía que el cambio climático existe cuando hay una serie de indicadores que demuestran claramente que está provocado por la actividad humana.

¿No cree que el cambio climático ya es una realidad asumida y que la discusión que se plantea ahora es si estamos a tiempo o no de revertir el daño mediambiental?

Yo creo que no. Todavía queda gente que lo cuestiona, muchos de ellos en gobiernos de países influyentes. El protocolo de Kioto y los posteriores no han servido absolutamente para nada. Los dos grandes contaminantes del mundo, EEUU y China, no han hecho caso porque les preocupa más el cortoplacismo de sus economías que el largo plazo del orden mundial.

Pero Estados Unidos ya está apostando por otras vías energéticas…

Discrepo. Los estadounidenses se han interesado por las renovables y el shale gas porque se les acaba el petróleo. Aunque gozan de una de las mayores reservas del mundo en oil sands, procesarlo les resulta muy caro. El motivo por el que están cambiado de modelo energético es egoísta. No lo hacen por ecología sino por independencia económica.

Sea por un motivo u otro, el resultado es que dejará de contaminar. ¿No se puede considerar como algo positivo? 

Está bien que lo hagan, pero no constituye una solución duradera. Para poner remedio a un problema hay que reconocer que existe, porque si no te estás condenando a repetirlo en un futuro.

De todos los nuevos modelos que están surgiendo, ¿cuál sería el más viable?

Actualmente convivimos en este planeta siete billones de personas -depende de cómo se cuenten -; y se consume una media de 5 o 6 MWh  por persona y año en electricidad. En sitios subdesarrollados la media es menor, y en zonas como el Medio Este las cifras son desorbitadas, unos 70 MWh. Teniendo en cuenta estos indicadores, ¿qué estrategia podría funcionar? En primer lugar habría que eliminar los medios que provienen de quemar combustibles fósiles, no porque se agoten sino porque contaminan. Además existen formas más limpias y con menor coste. Hay países que ya funcionan con energía casi cien por cien renovable, como Costa Rica con la hidroeléctrica o Islandia con la geotérmica. Se pueden emplear todas las energías alternativas con métodos de ahorro energético y almacenamiento en centrales de bombeo o baterías. Existen alternativas suficientes para realizar una transición de manera razonable y progresiva. No hay ningún motivo para seguir quemando petróleo, gas, uranio ni carbón.

¿Se refiere a que cada país se fabrique un traje energético a medida?

Eso ya está inventado, es el mix energético. En Francia, Japón y China funcionan con un alto porcentaje de nucleares. Sólo en China hay treinta centrales nucleares en construcción. En España o Dinamarca se mueven con un gran porcentaje de eólica. Ahora hay que apuntar a un mix energético a nivel mundial. No en todas las zonas del planeta tiene por qué brillar el sol, soplar el viento, o producirse saltos de agua. Pero en el mundo existe energía suficiente para todos y se podría compartir el gasto y el beneficio. Pensar que un país genera su propia energía es un planteamiento antiguo. Tenemos suficiente capacidad de gestión como para organizarnos a escala global en materia energética. La solución a escala nacional es cara e ineficiente. No sirve para los cambios que debemos emprender si queremos sobrevivir como especie.

De esa manera se acabaría el problema medioambiental, pero no el económico. La energía seguiría representando un bien estratégico que desencadena guerras.

No necesariamente si se consigue que la energía sea accesible y que el precio sea igual para todos. Eso ya existe con el petróleo si descontamos impuestos. La diferencia de precios en electricidad difiere entre países por la política de subsidios de cada gobierno. Por eso en Alemania es más caro que en Arabia Saudita. Pero no tendría por qué ser así.

Las revoluciones industriales, que en el fondo son energéticas, han ido acompañadas de cambios de modelo social. ¿Cómo cambiará el paradigma de poder cuando el petróleo pierda fuerza?

La supremacía del petróleo ya se ha terminado y ello, efectivamente, va a conllevar un cambio de flujo financiero. Existen países con grandes reservas de petróleo, y cuando las energías alternativas sean más baratas que las fósiles, no tendrán compradores. Una de las frases que más asustan en el Medio Este es que ‘’La Edad de Piedra no se acabó por la falta de piedras, sino porque apareció el bronce’’. Ahora muchos países atesoran reservas de petróleo, pero en unos años pueden valer nada porque ya nadie lo demanda. Por eso muchos de estos países están diversificando urgentemente sus activos. Se están posicionado en Real Estate, comunicación, tecnología… y eso quiere decir que tienen miedo. Productores de petróleo como Arabia Saudita, Venezuela o Nigeria lo van a pasar muy mal porque un alto porcentaje de su economía está ligado a su venta de crudo.  La energía está directamente relacionada con la seguridad mundial. Va a ha producirse un cambio de poder y de orden mundial.

Fuente: DC|DA

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