Asesores de Trump intensifican esfuerzos para desestabilizar el régimen de Maduro en Venezuela, según informes de The New York Times.

La presión para destituir a Nicolás Maduro ha aumentado dentro del equipo del presidente Trump. Funcionarios de su administración están considerando una campaña que podría intensificar la presión militar sobre Venezuela, según reportes de funcionarios estadounidenses.

Marco Rubio, secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, lidera esta iniciativa, argumentando que Maduro es un líder ilegítimo involucrado en el narcotráfico, convirtiéndolo en una “amenaza inminente”. En las últimas semanas, el ejército estadounidense ha llevado a cabo ataques contra embarcaciones civiles presuntamente vinculadas al narcotráfico, mientras se desarrolla una estrategia más agresiva respaldada por información de la CIA. Actualmente, el Pentágono ha desplegado más de 6.500 soldados en la región.

John Ratcliffe, director de la agencia, y Stephen Miller, asesor de política interna de Trump, apoyan la propuesta de Rubio. Aunque el ejército estadounidense está planificando operaciones militares contra el narcotráfico, la Casa Blanca aún no ha dado el visto bueno para estas acciones. El enfoque es atacar la producción y tráfico de drogas en Venezuela, apuntando directamente a Maduro.

Rubio ha mencionado la acusación formal del Departamento de Justicia contra Maduro y otros funcionarios venezolanos por narcotráfico, describiéndolo como «fugitivo de la justicia estadounidense». Al mismo tiempo, figuras opositoras en Venezuela están discutiendo planes para un posible cambio de régimen y han mantenido diálogos con la administración Trump sobre el tema.

En julio, Trump firmó una orden secreta autorizando el uso de la fuerza contra los cárteles de la droga, considerados terroristas. Desde el 2 de septiembre, se han realizado tres ataques militares en aguas internacionales, resultando en al menos 17 muertes. Sin embargo, la Casa Blanca no ha confirmado la nacionalidad de las víctimas.

Rubio ha impulsado un plan para las primeras horas tras la caída de Maduro, que incluiría la transferencia de poder a Edmundo González, un excandidato presidencial que se encuentra en el exilio. Observadores independientes sostienen que González fue el legítimo ganador de las elecciones del año pasado, que estuvieron marcadas por denuncias de fraude.

El Departamento de Estado reafirma que la administración se enfoca en combatir el narcotráfico y sostiene que Maduro no es el líder legítimo de Venezuela. La Casa Blanca alegó que está utilizando todos los recursos a su disposición para prevenir el tráfico de drogas y llevar a los responsables ante la justicia.

Por su parte, el gobierno venezolano rechaza las afirmaciones de producción y exportación de drogas, argumentando que su enfoque es la diplomacia y el diálogo, mientras afirman que la intervención militar no está en la mesa de negociación.

Con información de AlbertoNews.

DCN/Agencias

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