Despedidos de Itaú: Confusión y críticas tras monitoreo de trabajadores
En un giro inesperado, el banco brasileño Itaú Unibanco ha despedido a alrededor de 1.000 empleados que laboraban en modalidad híbrida y remota, una decisión que ha generado gran revuelo en el sector. La medida, que se ejecutó el lunes 8 de septiembre, se fundamenta en un análisis de seis meses que, según la entidad, reveló baja actividad laboral entre estos trabajadores, quienes, a juicio de la dirección, no cumplían con expectativas de conectividad.
Mientras el banco se escuda en estos datos para justificar los despidos, el Sindicato de Trabajadores Bancarios ha alzado la voz, denunciando falta de claridad en la metodología empleada para tomar estas decisiones. Neiva Ribeiro, presidenta del sindicato, cuestionó la métrica utilizada, alegando que no se les ha explicado su funcionamiento. Esto ha dejado a muchos empleados desconcertados, sobre todo aquellos que, de manera anónima, expresaron haber recibido elogios y ascensos recientemente.
Itaú, que argumenta que algunos trabajadores solamente estaban conectados el 20% de su jornada laboral, aún no ha publicado cifras oficiales sobre el cierre de contratos. Algunos afectados, que cumplen metas de rendimiento difíciles de alcanzar en medio de un entorno remoto interrumpido, sienten que su despido es injusto.
Según reportes, la entidad comenzó a monitorear la actividad laboral de los empleados desde enero mediante un software instalado en sus equipos, aunque los despidos se basaron en información acumulada en solo cuatro meses. Esto ha llevado a muchas voces a considerar que la decisión fue apresurada y mal fundamentada.
Maikon Azzi, representante sindical y empleado de Itaú, destacó la sorpresa tanto entre los trabajadores como en los miembros de la gerencia. “Se está menospreciando la labor de los trabajadores y la relación con el movimiento sindical”, afirmó en un comunicado el sindicato. A pesar de la controversia, Itaú ha enfatizado que “en algunos casos se han identificado patrones incompatibles” con los valores de confianza que la institución sostiene como innegociables.
La situación ha desatado un debate sobre la vigilancia en el ámbito laboral y la falta de comunicación en las decisiones que afectan a miles de familias, dejando un sabor amargo en la industria bancaria brasileña.
DCN/Agencias