Guayana enfrenta una crisis severa en su sistema de transporte público. Los autobuses se encuentran parados, y los usuarios deben esperar largas horas para poder trasladarse. Los transportistas destacan que mantener operativas las unidades se ha vuelto insostenible, ya que un simple cambio de aceite puede alcanzar hasta 1.500 dólares. “Estamos trabajando a pérdida. La ciudad se está quedando sin unidades”, comentó un conductor.
La situación se agrava por la escasez de estaciones de servicio, con apenas una destinada al transporte público. Las unidades deben surtirse según listados diarios, y el 5 de septiembre, se proporcionó gasolina a 680 autobuses y diésel a 528. Los choferes indican que las esperas para cargar combustible son prolongadas. “Entramos a las 4:00 de la mañana y salimos al mediodía, y no rinde”, relataron.
Los transportistas están pidiendo un aumento en las tarifas, sugiriendo que el pasaje se establezca en 0,50 dólares, con revisiones cada dos meses. Actualmente, el pasaje de 20 bolívares no alcanza para cubrir los costos de mantenimiento. “Debemos decidir entre comer o arreglar la unidad”, afirmaron. Por su parte, algunos usuarios, como Luis Moreno, mencionan que cada incremento en el pasaje les obliga a restringir sus gastos esenciales. “A veces camino para ahorrar un pasaje”, confiesa.
El proyecto de modernización del transporte, denominado Transguayana, fue concebido en 2007 con la colaboración de Pöyry Infra de Venezuela, contemplando 240 autobuses articulados, corredores exclusivos y varias estaciones. Sin embargo, este plan nunca se llegó a implementar. En 2015, se intentó crear un sistema BTR, cuya inversión sigue siendo desconocida, y muchas de sus paradas permanecen sin uso.
Actualmente, se estima que alrededor de 2.000 unidades están operativas en la ciudad, y aunque existe un subsidio de combustible, este no garantiza la disponibilidad diaria necesaria para satisfacer la demanda de los usuarios.
DCN/Agencias