Este domingo, manifestantes propalestinos interrumpieron abruptamente la Vuelta Ciclista a España, obligando a la organización a dar por finalizada la competición antes de su desenlace en Madrid.
Las protestas, que se intensificaron debido a la participación del equipo Israel Premier Tech, provocaron que varios tramos del recorrido fueran cortados por los manifestantes, lo que derivó en enfrentamientos con la policía. En estos incidentes, al menos 22 agentes resultaron heridos y dos manifestantes fueron detenidos.
Ante la convocatoria del Comité palestino del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) para manifestarse en la capital, las autoridades activaron un amplio despliegue de 1.100 agentes, el más grande desde la Cumbre de la OTAN en 2022. Sin embargo, esto no evitó que un grupo detuviese la carrera a 56 kilómetros de la meta, lo que llevó a la organización a terminar la Vuelta.
Los ciclistas regresaron a sus hoteles sin podio, ni himnos, escoltados por la policía. Durante la manifestación, los participantes expresaron su rechazo al «genocidio» en Gaza y gritaron “Netanyahu asesino” al paso de los autos de los organizadores.
Previamente, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se pronunció sobre el tema, destacando a España como un «ejemplo» en la defensa de los derechos humanos y mostrando su admiración por el pueblo que se moviliza por causas justas. Esto fue respondido por el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, quien acusó a Sánchez de incitar a las protestas, llamándolo una «vergüenza para España».
La edición de este año de la Vuelta estuvo marcada por las protestas desde su inicio en Italia y Francia, siendo más visibles en España, donde en varias etapas, especialmente en Bilbao y Figueras, los manifestantes obstaculizaron el paso del equipo israelí, obligando incluso a neutralizar una etapa.
Las manifestaciones de este domingo no fueron un hecho aislado, sino la culminación de un proceso que acompañó a la Vuelta en su recorrido por el país.
DCN/Agencias