Dos bodas en el centro de la atención pública
En las últimas semanas, han captado la atención dos bodas, marcadas por sus contrastes en geografía y contexto social.
La primera, celebrada en Liechtenstein, fue de Marie Caroline Elisabeth Immaculata von und zu Liechtenstein, Princesa y Condesa de Rietberg. Hija única del príncipe heredero Alois y nieta de Hans-Adam II, actual monarca del principado. La ceremonia se realizó con todos los protocolos de la realeza, destacándose la riqueza del linaje, estimada en unos USD 11.700 millones. La novia también es reconocida como mecenas cultural en varios ámbitos.
La segunda boda involucra a una figura destacada del ámbito militar en Venezuela, conocido por su rol dentro de la Revolución Bolivariana. Este general ha sido mencionado en un caso judicial en Nueva York, donde se le acusa de cobrar sobornos a cárteles colombianos a cambio de facilitar el tráfico de drogas a través del aeropuerto de Maiquetía. El general, de acuerdo con las informaciones, ha estado implicado en actividades ilícitas que se remontan a 25 años.
A pesar de sus conexiones con actividades delictivas, los preparativos para la ceremonia religiosa de su hija, referida como “Novia Dos”, también han estado en el ojo del huracán. Originalmente planeada en un tepuy de Canaima, la boda enfrenta dificultades por temores de intervención militar estadounidense.
Mientras que la boda de la Princesa obtuvo cobertura internacional en revistas de sociedad, la futura unión de la “Novia Dos” ha sido objeto de crónicas policiales y caza recompensas, con una oferta de USD 15 millones por información sobre su padre.
La comparación entre las dos bodas no se limita al contexto; sino que también toca temas de fortuna, donde la riqueza de la nobleza europea contrasta con las acusaciones contra el general venezolano. Mientras que el esposo de la princesa es considerado un banquero prometedor, el futuro esposo de la “Novia Dos”, Billingslea, exsubsecretario del Tesoro estadounidense, ha sido objeto de críticas sobre su pasado.
Ambas bodas reflejan la dualidad entre la realeza y el contexto delictivo, lo que ha suscitado el interés de la opinión pública.
DCN/Agencias