A pocos días de la cumbre de la OTAN en La Haya, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, notificó oficialmente al secretario general de la alianza, Mark Rutte, que España no apoyará el incremento del gasto en defensa al 5% del PIB, calificándolo de “irracional y contraproducente”.
En una carta enviada el jueves, Sánchez sugirió una alternativa más flexible, permitiendo que cada estado miembro decida si desea alcanzar esa meta, en lugar de hacerlo como requisito obligatorio. Madrid confirmó su compromiso con el objetivo del 2% del PIB, vigente en la OTAN.
Sánchez argumentó que un aumento repentino del gasto militar podría obligar al país a realizar compras a proveedores externos, lo que afectaría el desarrollo de una industria de defensa nacional. Además, advirtió que elevar el gasto al 5% conllevaría riesgos macroeconómicos, incluyendo mayor endeudamiento y presiones inflacionarias, así como desvío de recursos de sectores con mayor impacto, como la transición energética y servicios públicos.
El mandatario subrayó que alcanzar el 5% sería imposible sin aumentar impuestos a las clases medias, recortar servicios sociales o frenar compromisos ambientales, defendiendo así la soberanía de cada gobierno para decidir sobre esos sacrificios.
A pesar de reconocer que Rusia representa una “amenaza existencial” para Europa, Sánchez destacó que la seguridad no debe verse únicamente desde el gasto militar. Afirmó que España seguirá contribuyendo activamente a la seguridad europea, pero enfatizó que la defensa debe equilibrarse con los desafíos sociales y ambientales.
La postura de España podría complicar las negociaciones en la cumbre del 24 y 25 de junio, donde se prevé que la OTAN formalice un nuevo marco de gasto en defensa. Algunos aliados, como Estados Unidos, han presionado para aumentar la inversión militar debido a la deterioración del entorno geopolítico.
DCN/Agencias