La plata ha vuelto a captar el interés de los inversores a nivel mundial. En junio, su precio ha incrementado un 10%, alcanzando los 37 dólares por onza, su cifra más elevada desde 2011. Este aumento ha reavivado el debate sobre si el metal puede superar su máximo histórico de 50 dólares, registrado hace más de diez años.
Expertos como Otavio Costa, de Crescat Capital, sugieren que la plata podría estar en las primeras fases de un ciclo alcista prolongado, siguiendo la tendencia histórica de fluir después del oro antes de adelantarlo. La relación entre el oro y la plata ha disminuido notablemente desde niveles cercanos a 100, lo que refuerza la idea de un cambio en el ciclo.
Por su parte, Paul Ciana, analista técnico de Bank of America, indica que el impulso actual aún tiene potencial para seguir. El inversor Rashad Hajiyev, por su lado, proyecta un precio objetivo de hasta 60 dólares por onza, condicionado al hecho de que el oro alcance los 3.600 dólares y se mantenga la relación promedio entre ambos metales.
Además, la plata está ganando relevancia no solo como refugio monetario ante la creciente deuda federal de Estados Unidos, sino también por su alta demanda industrial. En particular, el sector solar ha duplicado su consumo del metal en solo dos años, subiendo del 12% en 2022 al 25% para 2024. Sprott estima que para 2030 la demanda anual podría llegar a 370 millones de onzas.
Este conjunto de factores técnicos, macroeconómicos e industriales convierte a la plata en una de las alternativas más atractivas en el mercado de metales para 2025. Aunque se mantienen riesgos como la volatilidad del dólar y ajustes en la política monetaria, hay consenso entre los analistas de que la plata podría estar apenas comenzando su ascenso.
DCN/Agencias